El 16 de mayo, bajo el influjo del eclipse lunar en Escorpio, Júpiter ingresó a Tauro sellando un campo energético que dura hasta el 25 de mayo de 2024.

 

La invitación de Júpiter en Tauro es resignificar ciertas “verdades” heredadas que no van en sintonía con quién orgánicamente somos. Esta transformación tiene como norte habitarnos mejor y darle un nuevo significado a nuestro vínculo íntimo como también con la vida y lo demás.

 

Tanto con Saturno en Piscis como con Júpiter en Tauro hay un gran énfasis en torno al cuento que nos contamos. Ese cuento interior muchas veces está mermado de un miedo, dolor y/o melancolía que nos pone a nosotras/os como obstáculo de nuestro propio despliegue.

 

Este será un año donde el énfasis está puesto en aprender habitarnos desde la inclusión amorosa de nuestras luces y sombras y a comprendernos más desde una simpatía frente a esos impulsos erráticos y reactivos que son gatillados por dolores del pasado que piden un repasar para reparar (resignificar viejos dolores).

 

 

Volver a pasar por lo que aún sigue doliendo implica ir a mirar de frente lo que duele para darle un nuevo significado. El cielo nos está contando que hay un apego a una identidad obsoleta que se nutre de una visión sesgada de nuestro propio ego -o mecanismo de defensa automático-.

 

Sol, Urano, Vesta, Mercurio, nodo norte y Júpiter en Tauro, están impulsando en nuestra consciencia el cambio de lo rígido por lo dócil. Suavizar nuestra mirada y nuestras ideas nos permitirán dejar un ciclo atrás y esto implica asumir responsabilidad de nuestro valor, ser autoridad desde una nueva valoración de la dimensión del Ser que somos y lo que venimos a compartir desde lo más honesto del corazón.

 

Arraigo, comprensión y valoración al Ser que somos son palabras claves para conformarnos y re-situarnos en un nuevo hogar en nuestro templo/cuerpo.

 

Recuerda que es una energía latente por un año.

 

Te mando un abrazo,

 

Saludos, Valentina @elcantoastral.