Cuando el Sol ingresa a Aries o Libra, marcando el equinoccio, o en Cáncer o Capricornio sellando el Solsticio, hay un periodo de tres meses que se abre y que nos está llamando a concluir para desde ahí accionar. Sin embargo, este viernes 22 de diciembre, que se da inicio a un nuevo solsticio en Capricornio, nos está invitando a concluir más que accionar desde la re-significación de condicionamientos del pasado y la reevaluación de nuestra forma de construir en el mundo.

 

Cuando el Sol se asentó en Capricornio se fusionó con Mercurio que viene retrocediendo en este signo. Este dato nos está hablando de que estos próximos tres meses estamos reevaluando, reconsiderando, reflexionando sobre cómo estamos utilizando nuestros recursos en el mundo.

 

Una de las palabras asociadas a Capricornio es recurso. La RAE la traduce como el conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa. El décimo signo, a su vez, está regido por Saturno que en estos momentos se encuentra en Piscis, último signo de la rueda Zodiacal que está ligado a las memorias simbióticas imperceptibles con el árbol genealógico y a aprender a movernos en este mundo corriendo estos velos emocionales ancestrales para ir re-encontrándonos con nuestra propia alma individualizada.

 

A su vez, quien rige a Piscis es Júpiter que está retrógrado junto a la Luna en Tauro en este Solsticio. Tanto Mercurio como Júpiter están en un proceso introspectivo, cuerpo mental y creencias, sentido e ideología están reconectando con un lugar más profundo y genuino de nuestro Ser.

 

En el fondo, lo que nos está reflejando el cielo es una inconsistencia y/o incoherencia entre lo profundo; lo objetivo/”real”; y el campo de las ideas/paradigmas. El cuerpo emocional, mental y el de acción están en un proceso de disolución de viejas percepciones y creencias que no van de la mano con la persona que somos hoy.

 

 

A su vez, deseo genuino y valoración personal están buscando alinearse con la confianza en uno mismo/a y nuestra forma de accionar. Esta armonización nos está convocando a dejar de estar tan orientados/as hacia afuera, sobre todo a los paradigmas, constructos sociales y “sentido común” <que ya no son tan común> sino que “verdades” colectivas en deconstrucción.

 

Para esto, la orientación es volcarnos al interior, intentar darnos espacios de silencio y contemplación íntimos para escuchar la necesidad de nuestra alma, darle lo que necesita para ser más coherentes con nosotros/as. Esto implica mirarnos desde una visión trascendente. No somos el cuerpo, somos partículas universales transitando en un mundo de límites que es momentáneo.

 

Cuidar nuestra propia fragilidad y la particularidad de nuestra alma implica cultivar la bondad y el cuidado de no transgredir los límites de nuestra autenticidad.

 

Les deseo conexión silenciosa amorosa interior.

 

Un abrazo!

 

Valentina Celedón