El yoga llego a mí en una crisis de mi joven adultez cuando la ansiedad que me generaba mi auto exigencia se convirtió en demasiado y por una recomendación de una conocida me animé a ir a mi primer clase de yoga. Yo no tenía mucha idea de qué iba, hasta pensaba que me iba a aburrir pero ya habiendo probado de todo sentía que no había nada que perder. Y así fue como sin tenerlo muy claro encontré un camino del que no me pude separar mas.

 

Poco a poco el yoga se fue convirtiendo en una gran herramienta para pasar mis estados de ansiedad, empecé a dormir mejor, a poder calmar mi cabeza, a estar más en el presente.

 

Con el paso de los años ésta disciplina siempre me acompañó, de hecho se volvió necesaria, en los momentos buenos y sobre todo en los no tanto, que en la vida como todos sabemos siempre tocan.

 

Pero volviendo a qué es el yoga para mí, el yoga para mí es un camino de autoconocimiento, de aceptación, de entrega. A través de mí práctica me encuentro conmigo, en ese encuentro me conozco y solo al conocerme puedo comenzar realmente a aceptarme.

 

 

En la medida que la práctica iba avanzado, y no por esto me refiero a hacer “súper” posturas, comencé a notar que lo que me pasaba dentro de la colchoneta me pasaba en todos los ámbitos de mi vida. Mi auto exigencia, obviamente, me acompañaba clase tras clase hasta que un día intentando a toda costa agárrame el dedo gordo del pie, nunca fui una persona muy flexible, me di cuenta que estaba luchando en contra de mi misma, nadando en contra de la corriente. Quería estar en un lugar donde no estaba, de ser alguien que no era y esa lucha constante solo me quitaba energía, me agotaba, y sobre todo no me permitía disfrutar del camino, que suele ser de donde surgen los grandes aprendizajes de la vida. Esa lucha me estaba robando la posibilidad de ser feliz y me lo estaba haciendo yo sola, no era una víctima de las circunstancias como tantas veces tendemos a creer.

 

Y fue a partir de ese encuentro con mi sombra que pude comenzar a aceptarme un poco más, en vez de pelear contra todo y todos a entregarme a soltar el control y disfrutar del lugar donde estaba, a disfrutar del presente aunque las cosas no fueran exactamente como a mi me gustarían, la verdad es que nunca lo son, el ideal es una fantasía que construimos en nuestra mente y por lo general esta fuera de la realidad. En esa entrega me pude ver sin juzgarme, sin analizarme tanto, entender que no sólo soy esa gran construcción mental que hice de mi misma, soy mucho más.

 

Te animó a que si estás pensado en probar una práctica de yoga vayas y lo hagas, que aunque sea por un rato vas a estar más cerquita de vos misma.

 

Para terminar esta nota te dejo una cita de Kerri Verna que para mi define bastante claro que es el yoga:

 

“El yoga no se trata de ser flexible.El yoga se trata de disponerte en tu colchoneta diariamente sin expectativas de cómo debería ser tu práctica. Es no creer en las etiquetas tales como “muy lesionado” o “demasiado viejo” y encontrar una nueva forma de ser la mejor versión de ti mismo. El yoga es un estilo de vida, no un programa de ejercicios. Aunque el yoga no te juzga si solo quieres usar las posturas para hacer ejercicio. El yoga consiste en descubrir que esos pensamientos locos en tu cabeza sobre por qué “no puedes” o “no debes” no son ciertos. Se trata de reducir la velocidad y buscar algo más grande que vos. El yoga es más de lo que te pones o si puedes pararte de cabeza. El yoga es la práctica definitiva del amor. “