Como las hace mi mamá. Esta receta es típica en mi pueblo, Nueva Helvecia. Las comemos desde que nacemos al menos unas vez a la semana. Quedan crocantes por fuera y tiernas por dentro.

3 papas blancas medianas

1 cebolla blanca

Hilito de aceite neutro

100 gr de manteca

Sal a gusto

Lavar bien las papas y hervirlas con cáscara hasta que estén cocidas pero bien firmes. No como para hacer un puré. Es decir… al pincharlas debe entrar el tenedor pero debe sentirse presión. No super blandas ni tiernas.

Quitar del agua inmediatamente y cortar la cocción sumergiéndolas en agua fría. Pelar y rallar con rallador grueso.

Picar una cebolla grande en julianas. Cocinar en una sartén con un hilito de aceite neutro. Salar a gusto y dorar. Mezclar con las papas ralladas.

Derretir la manteca y mezclar con las papas y la cebolla.

Poner una sartén antiadherente en el fuego y dejar que caliente. Poner apenas manteca en la base y verter la mezcla de la tortilla. Aplastar un poco y poner fuego medio. Dejar que se dore. Ir desoegando de los costados, con algo que no marque la sartén antiadherente (plástico, goma o madera). Dar la vuelta con la ayuda de un plato o una tapa y dorar del otro lado. Dar forma despegando los costados. Cocinar aprox 8 minutos de cada lado cuidando que no se queme. Servir inmediatamente 🙂 Nota: usar el sentido común. Si las papas son muy pequeñas, usar más. O si son muy grandes, quizá con dos ya se puede hacer la tortilla. Lo mismo con la manteca. Si les parece que es mucha cantidad para sus papas, le ponen un poco menos. Y listo!!! Ideal para acompañar cerdo o carne 🙂