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Mujeres de viaje: Machu Picchu
15 May 2019
Machu Picchu significa montaña vieja, en quechua, el idioma de los Incas. Durante mucho tiempo las construcciones ingeniosas de la ciudad sobre esta montaña fueron un secreto para el planeta.
Entre la zona de selva y montaña peruana, y a casi 2500 metros sobre el nivel del mar, se encuentran estas construcciones realizadas por el año 1450. La ciudad perdida de los Incas, como se la conoce, es una de las siete maravillas del mundo. Ubicada dentro del Valle Sagrado de los Incas en Cusco, es toda una obra de arte de ingeniería y arquitectura que no hay que dejar de ver de cerca.
Los incas sabían muy bien como tratar con la luz del sol durante todo el día, compartir momentos de ocio y arte, y aprovechar el agua que brindaba la naturaleza. La prueba de todo esto es la ciudad y su estructura. La paz y la inmensidad de las montañas de la zona dejan a una sin aliento.
Para llegar hasta el lugar, se debe ir hasta Aguas Calientes, que es el poblado al pie de la montaña que contiene hoteles, tiendas, restoranes. Desde allí se puede subir hasta Machu Picchu a pie, en tren o en bus.
Muchas personas llegan caminando a Aguas Calientes desde otras zonas de Cusco, y deciden subir el último tramo en bus al amanecer. Esta opción hace que una llegue más descansada y con toda la energía para recorrer el lugar y animarse a escalar la Huayna Picchu o montaña joven. Esa es la montaña más empinada cuya vista desde arriba es muy prometedora.
Hay que ser valiente y aventurera, además de estar en forma, para escalar la montaña, ya que se puede estar casi una hora para subir y otra hora para bajar. Durante la subida, se van pisando escalones de piedra, y a los costados muchas veces hay precipicios, aunque se instaló una cadena gruesa como forma de sostén o ayuda para impulsarse en la subida.
La vista desde arriba es única, aunque también la cantidad de gente a veces hace que sea un poco caótico poder tomarse una foto o permanecer un rato tranquilamente. De todas formas, es una travesía importante y antes de ingresar para subir a la Huayna Picchu, se debe pagar una entrada extra, dejar los datos en un cuaderno y marcar la bajada al regreso, como forma de controlar quién sigue arriba, una vez que se cierra el ingreso.
El flujo de viajeros es grande y durante todo el día hay muchos visitantes caminando por todos lados, y varios guías que acompañan. Los que suben a la Huayna Picchu están muy emocionados por llegar a la cima y la experiencia se vuelve común, dando ánimo unos a otros mientras se asciende. Es importante llevar un sombrero y una botella de agua para resistir mejor.
Si una no es muy ágil, puede elegir la montaña vieja, la Machu Picchu, que es menos empinada y con buena vista también. A la salida de la ciudad hay un par de restoranes y baños, ya que no se permite comer adentro de las construcciones. Es recomendable en todo caso ir acompañada de amigas o familia, para poder compartir la experiencia imperdible.