Hasta mediados del siglo veinte Buzios fue una simple aldea de pescadores y agricultores. A partir de esa época empezaron a nacer distintas actividades turísticas que convirtieron al lugar en uno de los destinos más conocidos de Brasil. Se dice que uno de los sucesos que realizó esta conversión fue la visita de la actriz Brigitte Bardot en la década de los sesenta.

 

 

Buzios está situada en una península dentro del estado de Río de Janeiro y ahora se la conoce también como la Saint Tropez brasileña. Además de sus playas de agua transparente, arena blanca y con vistas a los morros, se destaca la vida nocturna y la calidad gastronómica.

 

 

Al llegar al pueblo, en general desde Río de Janeiro en bus o en auto, una puede caminar por las calles para disfrutar de los locales de ropa y restoranes o pasear por la famosa Rua das Pedras y desembocar en la playa.

 

Las conocidas playas ventosas del este son ideales para hacer deportes acuáticos y las del oeste, más calmas, soñadas para descansar al sol. Si una quiere recorrer playas vírgenes, puede dar un paseo en barco y llegar hasta aquellas que de otra forma son inaccesibles.

 

 

Además, para los amantes del trekking, canopy o bicicleta, existe la posibilidad de practicarlos en un recorrido por los morros repletos de vegetación, animales y cascadas.

 

La música brasileña está presente en cada rincón del lugar, con esa combinación única de paz y alegría. Comer mariscos con música de fondo mientras una mira el atardecer en el horizonte, acompañada de amigos, familia o pareja, es uno de los muchos momentos increíbles que ofrece Buzios.

 

Visitarlo significa más que solo ir a un balneario carioca, porque si una se detiene, observa y conversa con los locales y absorbe la energía del espacio, podrá descubrir la belleza del pueblo aun latente.