Kate es escritora y madre de doce hijos, siete chicos y cinco chicas, que van desde los cinco a los veintidós años de edad. Vive con ellos y su marido Tom en una casa de un barrio en Chicago. Allí las familias de la actualidad tiene una media de 1,8 hijos pero Kate siempre quiso formar una familia numerosa. Ella es cariñosa y cuida a todos por igual, incluyendo a Tom.

El día a día de Kate gira entorno a la educación que va de la mano del caos.  La vida profesional y familiar se juntan para demostrarle por momentos que no puede contemplarlo todo, así que llega el momento de priorizar y ese es su desafío.

Kate es un personaje raro para lo que es una madre hoy en día. En la actualidad existe cierta tendencia que acompaña la idea de una vida cómoda y sin mayores complicaciones. La mayoría de las parejas ya no se plantean la posibilidad de tener más de tres hijos para que la vida no se les vaya de las manos. Tener todo bajo control es lo que pretendemos como adultos y cuando se habla de prioridades, cada mujer tendrá las suyas. Pero Kate es diferente, ella opta por formar una familia grande, como las de antes y no abandonar su pasión por la escritura. Esto la lleva a tener exigencias mayores de ambas partes y manejar la vida de otra manera.

A veces las mujeres pensamos que no podemos con todo, hasta que estamos en determinada situación y no queda otra que salir adelante con uno, dos o diez hijos a cargo. Kate nos muestra que es posible y que la energía sale de adentro cuando de amor y pasión se trata.