La alocada y anárquica vida de una joven periodista llamada Gwen da un giro cuando su comportamiento fuera de lugar llega a un extremo en la fiesta del casamiento de su hermana mayor. Por eso, es internada durante 28 días para rehabilitarse.

Gwen es adicta al alcohol. Su adicción comienza mucho antes de lo que ella cree. El problema se remonta a la niñez, cuando convivía con su madre, también alcohólica. Gwen se siente atrapada una vez que ingresa al internado, pero la realidad es que es ahí donde aprende a liberarse de su infierno. Este film nos habla de la influencia que ejercen las compañías en la vida.

Su madre y su novio eran adictos y se presentan como una mala influencia para ella, pero el problema central es que todos lo vemos, menos ella. Gwen se da cuenta de esto cuando se alejó y se rodeó de otras personas. De a poco aprendió a tomar conciencia y control sobre sus actos.

¿Cuántas veces nos hemos sentido apresadas y la única manera de mejorar es alejarnos por un tiempo y ver las cosas desde otra perspectiva?

Para poder salir de un problema o cambiar algo en nuestra vida se necesita tiempo, y así lograr madurar ciertos asuntos dentro de nosotras y poder darnos cuenta qué personas nos suman y cuáles nos restan a la hora de perseguir nuestros objetivos.