Emily Rose es una estudiante joven americana que se muda de ciudad para comenzar sus estudios universitarios. Su rutina se ve detenida por unos extraños síntomas en su cuerpo y en su mente, que la llevan a cuestionarse la posibilidad de estar poseída por un demonio. Por eso Emily decide contactar a un sacerdote llamado Moore, quien practicará en ella un exorcismo.

La película está basada en un caso real sucedido en Alemania. Anneliese fue una joven alemana que aseguraba estar poseída por varios demonios como Lucifer, Caín y Judas. Ella murió tras una serie de exorcismos extremos. Después de su muerte, su familia y los sacerdotes que la trataron fueron juzgados por malos tratos y negligencia.

Una vez más, este tipo de películas plantea dos caminos hacia la verdad en casos como estos y hace al espectador preguntarse quién debería ser el encargado capaz de responsabilizarse y tomar partida, si la Iglesia o la medicina. En este caso, Emily es tratada por un sacerdote, que no le brinda resultados. Y nos abre a una duda existencial: ¿cuál fue su verdadero mal?

“La fe y la duda han de coexistir, porque la fe sin la duda puede ser peligrosa”. Esta frase es clave en la obra y hace referencia a que la fe no puede solucionar todos los problemas del universo. Es un camino para transitar muchos problemas de la vida, es un punto de vista sobre la existencia y una fuente de dudas constantes y sin fin. Pero el verdadero peligro reside en cómo se utilice y qué tanta responsabilidad se le atribuya sobre la vida de las personas.

El exorcismo de Emily Rose, 2005.