Allí Amanda conoce a Alyssa, una niña de apariencia idéntica a ella, que es la hija de Roger, el dueño del campo donde se hospedan los niños del orfanato, junto a Diane. A partir de allí y a través de un plan de las niñas, Diane y el millonario tendrán un encuentro inesperado.

La película nos muestra a una mujer sencilla y de corazón puro. Ese tipo de mujer que lleva una vida triste, sin demasiadas oportunidades o eventos emocionantes. Cuando conoce a Roger, el mensaje cambia por completo, ya que la obra nos enseña que existen los giros a nuestro favor y que por eso nunca hay que bajar los brazos.

El mensaje central es claro, nuestras intenciones más profundas comunican al mundo lo que somos, y lo que buscamos, aún sin decir palabras. Diane y Roger se conocen y se reconocen, gracias a dos niñas pequeñas que son capaces de ver que son el uno para el otro.

Por eso no hay que darse por vencidas, aunque veamos que nuestros sueños están lejos, de un día al otro todo puede cambiar, siempre hay que mantener la alegría de vivir.