“Me crié en Treinta y Tres, en un pueblo chico que se llama Rincón. Cuando llegó la hora de estudiar, vine a Montevideo y me especialicé en educación con cursos de pedagogía Waldorf. Es un sistema suizo con una modalidad alternativa en la que no hay clases definidas y se aprende de otra manera, con mucho juego, arte y canciones. Hay una escuela con esta pedagogía cerca del Parque Rivera. Una de las técnicas que me llamó mucho la atención funciona con muñecos de lana virgen que se diseñan sin rostros, para que el niño imagine la expresión libremente según su propio estado de ánimo. Integré algunas modalidades en mis primeros trabajos y también con mi nieto en casa y tuve mucho éxito.

Hace unos años falleció mi padre y me dio un pre infarto. Fue una etapa dura y no me sentía con ánimo suficiente como para trabajar con niños pero necesitaba generar ingresos para ayudar a mi esposo, entonces decidí dar clases particulares de primaria en casa y además empecé de a poco a hacer adornos para cumpleaños.

Creo que el mayor de los retos en cuanto a la educación es ir aprendiendo cosas nuevas y teniendo experiencias distintas, lo viví con mi propia familia. A los 18 años tuve a mi hijo mayor, yo era muy joven y traté de ser su amiga pero me di cuenta que no era la forma, por un tema de límites y de mi papel como madre, entonces años después y ya con mi segunda hija traté de corregir los errores cometidos. Hoy por hoy somos muy unidas, ella es una gran estudiante y muy colaboradora en mi hogar.”