“El momento más feliz de mi vida fue cuando nació mi hijo. Es muy difícil transmitir lo que sentís en ese momento, pero de alguna forma sentís que el mundo entero está en tus manos.

 

Mi perro se llama Nano y el es como un hijo más, es parte de mi familia. Lo encontré en una feria y me lo traje hace ocho años. Una vez que fui a hacer un mandado y lo até afuera y me olvidé de él. Por suerte, como me conocen en el barrio, a la hora me tocaron timbre y me lo trajeron. Me acuerdo que no quiso salir de casa por una semana pobre, seguro pensó ‘¡con esta loca no salgo!’.

 

A lo largo de mi vida me he enfrentado a muchos desafíos y el tango fue una de las grandes herramientas que me acompañó y me ayudó a salir adelante. Lo encontré cuando estaba en el medio de un problema familiar y me dio muchísima energía. Me encantó aprender algo nuevo y hasta el día de hoy bailo.”

 

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