“Dos de los momentos más felices de mi vida fueron cuando me casé y cuando me hice cristiana. Conocí a mi esposo en un campamento cristiano de una semana en Córdoba. Él es argentino y al tercer día del campamento yo ya estaba muerta de amor por él.

Nos despedimos del campamento sabiendo que al poquito tiempo nos íbamos a volver a ver. Nos pusimos de novios un 14 de febrero, en el Día de los Enamorados, y tuvimos una relación a distancia por tres años y medio. Finalmente resolvimos que él iba a venir a Uruguay.

Llegó en el 2012 y en octubre nos casamos. Fue muy emotivo porque nos casó mi papá, que es pastor. Nos miramos a los ojos y nos dijimos por qué nos estábamos eligiendo y qué era lo que nos motivaba a dar ese paso.

¡Yo creo que el matrimonio es algo muy lindo! Claro que hay desafíos, más que nada en la convivencia, pero uno decide cómo afrontarlos.

Considero que el amor es una decisión y, para mí, el matrimonio es decidir amarse todos los días. No es cuestión de tomar la decisión un día y ya está. Para mí, el momento más lindo del día es cuando vuelvo a casa y me reencuentro con mi esposo. Nos vemos solo en la noche dos horas antes de acostarnos y tratamos de disfrutar ese momento al máximo.”

 

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