“Mi profesión es la de psicología, pero en la búsqueda de algo para entretenerme encontré el cuero como material para hacer bolsos, carteras y demás.

Después de un tiempo decidí sacar el carnet de artesana para ver qué valoración tenían mis productos desde afuera. Necesitaba que alguien me aprobara por lo que fui a la Intendencia, presenté las muestras y me dieron el carnet. Empecé a trabajar en ferias y salió un llamado en el Mercado de los artesanos y pensé que era otra buena oportunidad para medirme, yo sentía que ese lugar tenía buen nivel, además de trayectoria. Y me aceptaron.

Desde ese entonces estoy acá porque me da libertad para seguir haciendo otras cosas ya que otros compañeros me cubren el trabajo y así nos vamos turnando.

Yo soy abuela, tengo una familia y además tengo un taller en mi casa que me aísla un poco cuando estoy creando, pero con el mercado tengo mis ratos creativos y sociales también. Es una combinación que la agradezco.

Ser artesano es ser autodidacta de cierta forma y vas creciendo a través de los compañeros cuando se comparte, se va de la práctica a la teoría porque vas armando teorías a partir de las prácticas y eso me resulta muy interesante.

Muchas veces trabajo con algunos cueros con defectos y a partir de ese defecto lo potencio para sacar algo mejor. Es como un proceso de resiliencia.

Mi marca lleva mi nombre, Marta Fazio”.