“Nosotras compartimos mucho. Mis padres trabajaban un montón cuando yo era chica y la abuela los ayudó a criarnos. Tengo muchos recuerdos con ella. Me acuerdo que cuando era chiquita teníamos un timbre que conectaba una casa con la otra y en la mañana yo le avisaba que ya estaba despierta para que me viniera a cambiar los pañales.

Para mí fue una satisfacción enorme poder regalarle un viaje al caribe cuando cumplió 80 años. Era su primer viaje en avión y nos fuimos, ella y yo, a conocer ese mar divino en un crucero. Me acuerdo que un día casi nos perdemos el barco porque nos quedamos jugando al hula hula en la isla. Por suerte nos vinieron a avisar, corrimos y llegamos.

¡Fue un viaje precioso! Era una época en la que todo el mundo había empezado a viajar al exterior y para mí fue hermoso que ella pudiera hacerlo. ¡Tenemos tantas anécdotas!”