“Tengo treinta años ahora y hace tiempo sentía la necesidad de explotar mi lado creativo y encontrar algo que me desestresara. Ser química puede llegar a ser muy creativo pero personalmente me tenía muy estancada. Yo estoy en el área medioambiental y agrícola y no hay tantas oportunidades, por lo menos en zonas cercanas a Montevideo.

Me acuerdo que de chica siempre era la que maquillaba a mis amigas para salir o a mi hermana, sin conocimiento técnico. Cuando me puse a buscar opciones, elegí el maquillaje.

Con el maquillaje soy más libre, es un trabajo en el que conocés gente, interactuás y compartís experiencias. Eso me faltaba. Veo que hay muchísimos maquilladores de muchos estilos distintos. Creo que las uruguayas cada vez se preocupan más por verse lindas, por lo que hay más campo también.

Al poco tiempo de recibirme de maquilladora me invitan a maquillar para un homenaje de carnaval. Como eran muchas chicas para maquillar, en dos horas, y solo cuatro maquilladoras, había mucho nerviosismo y yo con cero experiencia. La estrella del show iba a ser maquillada por la que dirigía, pero en la marcha ella vino conmigo y yo empecé a maquillarla sin saber quién era. Cuando me di cuenta pensé que debía dejar de maquillarla para que siguiera mi compañera, pero la artista me dijo que continuara yo. Enseguida entré en el ritmo y el resultado fue positivo para ambas. Fue una experiencia de gran aprendizaje y sigo por más.

En mi opinión lo más importante al elegir un camino es pensar qué es lo que nos hace felices. A veces la distancia entre estar estancada y ser feliz es solo un paso y hay que animarse a darlo. Nunca es tarde para hacer lo que a uno le gusta.”