“El momento más feliz de mi vida fue cuando me convertí en mamá. Fue hermoso. Lamentablemente no fue un momento que haya podido compartir con la familia, porque yo estaba en el INAU.

 

Tenía 17 años. Cuando quedé embarazada tuve que estar más controlada por alguien adulto, por eso fui al INAU, ya que no tenía un hogar estable. Después resultó que, si me quedaba allí, a mi hijo se lo iban a dar al padre, pero él no lo quería; mis padres tampoco lo querían. Entonces me dieron la posibilidad de ir a un hogar Beraca.

 

Los centros Beracas son autosustentables, entonces yo trabajé todo mi embarazo y pude conservar a mi hijo. Ahora él tiene 9 años, se llama Santino y es fatal, pero re compañero. Es servicial, él está atento a las personas.

 

Ser madre sola fue complicado, pero yo agradezco que haya sido así. Al día de hoy valoro otras cosas. No fue en el momento indicado, pero no me arrepiento de nada. Yo quiero que mi hijo me supere un millón de veces en lo que él quiera hacer, tiene mi apoyo para cualquier cosa.”