confesiones
Mujeres de Montevideo: Andrea
03 Oct 2018
Crecí en una familia donde la vajilla antigua inglesa se usaba para ocasiones especiales y con el juego completo. Cuando se iban rompiendo piezas, el resto se archivaba en los aparadores. Me fascina la idea de rescatar piezas sueltas y juegos incompletos para reutilizarlos y volver a darles vida combinándolos entre sí. Va un poco de la mano de la idea de disfrutar el momento y no guardar para después.
Durante años coleccioné piezas sueltas para mí. Tenía un trabajo fijo, pero fui descubriendo lo que disfrutaba revolviendo ferias y mercados. Un día perdí mi trabajo, entonces decidí dedicarme a algo que me apasionara. Por eso empecé a proyectar el alquiler de vajilla antigua como un negocio y me tiré al agua a ver qué pasaba. Hoy tengo clientes y una cuenta de Instagram que es @el_almacen_de_andy.
El público en su inmensa mayoría es femenino, desde quien quiere festejar su cumpleaños con una tarde de té o una cena, hasta quinceañeras y novias que quieren darle a sus invitados algo diferente a la hora de poner la mesa.
Recuerdo que mi primer alquiler fue a una chica que precisaba veinte platos para un evento de sábado. Los pasó a buscar con una amiga y no pregunté para qué era. El domingo de tardecita le escribí para ver cómo había estado todo y al rato llegó vestida de novia con el esposo y el cajón en la mano a devolvérmelos en persona, luego de 24 horas de fiesta, me parecieron unos genios.
Lo que más me sorprende de mí es la fuerza interior, la energía y la pasión que me mueven adelante sea cual sea la circunstancia. Creo en mi producto y amo lo que hago, tanto, que hasta a veces me cuesta cobrar, pero estoy aprendiendo. Para mí es un mimo tomar un té en mis tazas, lo disfruto mucho y me pasa lo mismo a la hora de la cena.
Creo que todos tenemos algo que nos gusta, que al hacerlo nos llena el alma, me parece que hay que probar, aunque sea un hobby, tal vez por ese lado se abra el camino.