“Cuando tuve a mi bebé en mis brazos no paré de llorar, ¡nunca pensé que iba a sentir algo tan lindo en mi vida! Ya cuando estaba en la panza y sentía sus pataditas me parecía maravilloso. Siento que a partir de ahí las pequeñas cosas se volvieron muy grandes para mí.

Con mi hijo aprendí y sigo aprendiendo todos los días. Nunca pensé que fuera posible tener tanta paciencia y él me enseñó lo que es la paciencia. También hay un montón de sacrificios que hacés, como despertarte a cualquier hora de la mañana, que los hacés con gusto. ¡Y eso que a mí me encanta dormir!

Tuve la suerte de que mi madre me apoyó muchísimo desde el primer momento cuando supo que estaba embarazada. Algo que admiro profundamente de las madres en general es que podemos ser madre y padre a la vez, encontramos la fuerza para sacar a nuestros hijos adelante solas y a la vez estar en todo.”