“Yo nací en esta casa, acá me casé y tuve a mi hijo. Tengo un sólo hijo varón y lo que sentí cuando nació no se puede expresar con palabras. Fue un hijo muy esperado porque perdí una bebé antes y recién a los seis años vino él. Me llevo muy bien con él y, aunque vive en Maldonado, siempre encontramos la forma de estar cerca en la distancia. Hablamos todos los días por teléfono: una vez a la mañana, otra al mediodía y otra a la noche. Siento mucho orgullo por él porque siempre ha sido un muy buen hijo.

Mi esposo tuvo un accidente y quedó postrado en cama durante seis años. Fue una enfermedad muy larga y, si no hubiese tenido el apoyo de mi hijo, no hubiese podido. Él se desvivía por el padre y lo acompañó muchísimo hasta que falleció.

Creo que no hay amor más grande que el que siente una madre por sus hijos. Es un amor cien por ciento incondicional. Como madre cada vez que hacés algo pensás en tus hijos. Por ejemplo, si estoy haciendo un dulce… enseguida pienso en separar un bolloncito para mi hijo. Aunque mi hijo ya sea un hombre siempre voy a sentir ese impulso de mimarlo y darle consejos.”