Esta lunación se perfeccionó el 12 de febrero de 2025, sin embargo, su influencia la hemos sentido desde el 4 de agosto de 2024 y la seguiremos sintiendo hasta el 27 de febrero cuando el sol y la luna se junten en Piscis (luna nueva) y se dé inició a la temporada de eclipses.

 

Recordemos que la astrología es un código del cielo que se refleja en nuestro interior y que nos permite comprender y dar sentido a los pálpitos que vamos sintiendo en el corazón.

 

Dicho esto, este periodo nos está invitando a observar esas ideas que se han enquistado sobre nuestra identidad que no nos permiten sostener la confianza que debemos hacer cuerpo para generar los cambios que estamos siendo convocadas/os por la fuerza de la vida.

 

 

Este proceso implica dejar de alimentar viejas identificaciones que, si profundizamos, nos damos cuenta que hay facetas que no somos lo que históricamente se nos ha inducido, tanto por vivencias familiares -el rol que ocupamos en el sistema familiar- o culturales, sobre todo aquellos primeros momentos de socialización o escolaridad.

 

La des-identificación de estructuras de la personalidad requieren de la construcción de un nuevo sentido con visión en la sabiduría que trasciende al “Yo” o al deseo egótico. A su vez, es necesario alimentar relatos que nutran la confianza en los cambios que trae el misterio.

 

Una sugerencia podría ser reflexionar en torno a cómo la identificación con nuestra faceta doliente se ha manifestado en la realidad durante este periodo (agosto 2024 a febrero 2025).

 

Las grietas del alma son las alas que permiten la liberación de las estructuras obsoletas.

 

El dolor pronuncia el límite,

lo que ya no va.

La presencia llama a la valentía

y la responsabilidad es la rebeldía ante las fuerzas que drenan nuestro vigor.

 

Que nadie ni nada silencie la expresión de nuestra Voz

 

Un abrazo grande y si tienes dudas o comentarios escríbeme a mi Instagram @elcantoastral