soy mamá
Lo verdaderamente difícil, por Magdalena Piñeyrúa
17 Oct 2020
Lo difícil no es levantarte cada tres horas, no es que te salgan estrías, no es lidiar con los berrinches, no es perder libertad, no es ganar ojeras, no es aprender a mediar en peleas de hermanos, no es lavar un calzoncillito sucio de Spiderman.
Lo difícil, lo realmente difícil de ser padres, es predicar con el ejemplo.
Sabemos muy bien qué es lo que queremos que aprendan, pero nos pisamos el palito todo el tiempo, enseñándoles todo lo contrario.
-¿Cómo les enseñamos que no hay que amargarse por pavadas cuando les hacemos un escándalo porque dejaron las muñecas tiradas?
-¿Cómo nos van a creer que lo que importa es lo de adentro cuando nos ven gruñirle al espejo y hablar de dietas todo el día?
-¿Cómo les vamos a hablar de cuidar el planeta si en casa nadie recicla nada, nadie cuida el agua, nadie usa chismosa para hacer las compras?
-¿Cómo les vamos a explicar que los niños son niños y los adultos son adultos, si después vamos y le preguntamos al nene de 3 años si tiene novia?
-¿Cómo vamos a pretender que no vivan enchufados si nos ven prendidos al celular todo el tiempo?
-¿Cómo les enseñamos a respetarse entre ellos si ven que sus padres viven discutiendo?
-¿Cómo les pedimos que valoren lo que tienen si cada vez que volvemos del supermercado les traemos un chiche nuevo?
-¿Cómo les enseñamos a ser solidarios si nunca les pedimos que nos ayuden en nada?
-¿Cómo les hacemos entender que hay que comer sanamente si luego los obligamos a terminarse el plato?
-¿Cómo les enseñamos a cuidarse a sí mismos si nos olvidamos de ponerles el cinturón de seguridad?
-¿Cómo pretendemos que nos cuenten sus cosas si nunca les preguntamos nada?
-¿Cómo van a hacer silencio si se los pedimos gritando?
No es fácil, no. Es todo un desafío y un esfuerzo tratar de ser mejores para ellos. Enseñar sin dar cátedra, predicar con el ejemplo. Eso es lo más nos cuesta. Ahí es donde está lo verdaderamente difícil.
Por: Magdalena Piñeyrúa