¿Sentís que usas siempre la misma ropa? ¿Te parece que no lográs combinar bien las prendas en tu placard? ¿Te gustaría usar todo lo que tenés y no sólo lo que va quedando a mano? Entonces estás lista para una limpieza estratégica y energética de tu armario.

Es cierto que es difícil dedicarle tiempo al orden porque suelen surgir otras prioridades y, como para ordenar necesitamos desordenar, ¡no nos ponemos nunca! La llegada del otoño puede ser una buena oportunidad para reorganizarnos y recibir el invierno con nuevas energías.

Para empezar, es útil sacar todo del ropero y disponerlo sobre la cama, así podrás visualizar mejor lo que tenés. Luego, es conveniente ir organizando tus prendas en tres pilas: una con los artículos que querés conservar, otra con artículos en buen estado que ya no usas y otra con artículos viejos o en mal estado. Una vez identificadas las prendas que ya no usas y, después de chequear que estén en condiciones, puede ser buena oportunidad para donarlas alguien que las necesite más que vos.

Luego de decidir con qué te gustaría quedarte, es momento de clasificar. Por ejemplo: ropa de trabajo, ropa para tiempo libre y ropa de fiesta. También podrías organizarla por estación o por color.

Para clasificar y organizar tus prendas exprimiendo el espacio, existen trucos caseros. Uno es el de enrollar remeras: si las vas a ubicar en estantes, esto evita que se arruguen y entran más en menos lugar. También las cajas pueden ser tus aliadas a la hora de organizarte, son útiles para ubicar debajo de la cama con las cosas que menos uses y las pequeñas te pueden servir como separadores para ropa interior o accesorios en cajones. Y, por último: si tu placard tiene puerta, podés usar la cara interior para colgar collares, cinturones o pañuelos.

Ahora sí, tu armario se convirtió en un espacio bien aprovechado y con todo adaptado a tus comodidades.