vida sana

Ganale a la estufa y salí a ejercitar al aire libre

13 May 2022

Con la llegada del frío, lo que más nos gusta hacer es quedarnos en casa tiradas en el sillón tomando un cafecito. Salir a hacer ejercicio, la mayoría de las veces, se encuentra en el último lugar de la lista de nuestros quehaceres. Sin embargo, si lográs vencer la pereza y salís a ejercitar al aire libre, notarás rápidamente un bienestar total.

 

El frío no es enemigo del ejercicio. Es más, es un gran aliado que trae múltiples beneficios para el organismo. Para lograr motivarte y que las bajas temperaturas no sean una excusa, compartimos algunas razones por las cuales moverse en invierno es ideal para nuestro cuerpo.

 

1. Corazón más fuerte: esta máquina perfecta que tiene el cuerpo humano se fortalece con el frío. El corazón tiene que esforzarse más para distribuir la sangre caliente al cuerpo, por lo que se hace más fuerte. Esto, además, disminuye el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares en un futuro.

 

 2. Se quema un 30% más de calorías: el cuerpo está constantemente regulando su temperatura interna frente a los elementos externos. Con el frío debe trabajar más y lo consigue quemando más calorías (y parte de la grasa que acumulamos).

 

3. Compensar: en invierno los hábitos alimentarios se modifican y tendemos a incrementar la ingesta de calorías. Al ejercitar, ¡podemos compensar!

 

 

4.  Llegar en forma al verano: “El cuerpo que querés tener en verano se trabaja en invierno”. No hay una frase más real y certera que ésta. Si quisieras llegar en forma, no basta con empezar a ejercitar cuando arranca el calorcito. Es mucho mejor comenzar con tiempo y convertirlo en un hábito durante el año.

 

5. Diversión: el invierno se presta muchas veces para generar situaciones aburridas… la solución es encontrar un deporte o algún tipo de ejercicio que te divierta y que te ayude a mantener tu mente focalizada en otra cosa.

 

6. Mayor tolerancia al frío: con el ejercicio calentamos el cuerpo a través del movimiento y esto hace que, a la larga, la tolerancia a las bajas temperaturas aumente.