confesiones
Día Internacional de la Mujer: la historia de MACARENA
07 Mar 2018
¿Vos sos fundadora de este proyecto?
Yo soy la presidenta del proyecto, directora. O sea, el proyecto nació hace ya dos años, pero recién pudimos ser fundación y tener un nombre y todos los estatutos mediados del año pasado. Se llama Fundación Hogar Nuevos Caminos, lo que se basa es en reinsertar a hombres en situación de calle de nuevo a la sociedad. Es decir, hombres que vivan en situación de calle, que no tengan adicciones, que quieran salir adelante, la idea es reclutarlos, poder traerlos acá y a través de un proceso por tiempo determinado de unos seis o nueve meses, poder lograr con ayuda psicológica y afectiva, con cursos y demás, que ellos puedan salir de acá con un trabajo y un techo y la posibilidad de tener una nueva vida. Ese es objetivo y fin de este proyecto.
¿Cómo los reclutan?
Los reclutamos a través de varias, tenemos como varios enfoques en lo que son grupos que salen a repartir comida a personas en situación de calle, después empezamos a tener un contacto con Punta Rieles que también nos sirve ese tipo de hombres que ya estén como para salir, reinsertados, que quieran una nueva vida y que la psicóloga de Punta Rieles considere que está bueno y realmente puede salir adelante, traerlos para acá. De hogares de INAU, lo que sea, que cumplan. Tienen que ser mayores de 18 años, entonces hombres mayores que salgan de un hogar y que realmente no tengan donde vivir, que se les vea un perfil de que puedan salir adelante. Es como varias redes o gente que conoce a alguien en la calle y dice ‘Maqui, esta persona me parece que sirve para esto’. Y bueno, eso es como el reclutamiento.
¿Cuántos hombres han pasado ya por acá?
Han pasado ya como seis hombres más o menos, algunos se van, no llegan reinsertarse. Se van por cuenta propia porque no es fácil, imaginate hombres que viven en la calle durante muchos años, traerlos a una casa, a un hogar con determinada disciplina, como cualquier persona. Acá son libres, esto no es un refugio ni un internado, es un hogar. Ellos tienen la posibilidad de levantarse, irse a hacer lo que quieran volviendo en un horario determinado antes de las 10 de la noche y cumpliendo con ciertas actividades que se plantean acá, por ejemplo cortar el pasto, cocinar y limpiar, hacer su cama, lavar su ropa, cosas que cualquiera hace en un hogar. La idea es esa, como que tratar de primero reinsertarlos en lo que es un sistema de convivencia para después poder insertarlos en un sistema de trabajo con plata, manejando plata, manejando un sistema de sociedad que para ellos es algo que hace mucho tiempo no tenían. Y pasaron seis, ahora capaz hay dos que se están por reinsertar en poquito tiempo, ya se están yendo y están por entrar unos tres más y la idea es esa. Se van, vuelven. Siempre tratando de poder lograr el objetivo.
¿Qué te impulsó a desarrollar este proyecto?
Yo hace 10 años que repartía comida a personas en situación de calle con Sembradores. Estuve 10 años ahí, empecé a los 18 años, tengo 29. Es lo que me impulsó la vocación pura, tengo una vocación super firme en el servicio y ayudar a los más necesitados. La pobreza me genera algo que puedo, me encanta ayudar a esa gente y lo veo de una manera muy distinta a lo que puede ver otro tipo de gente. O sea, yo la veo como personas que somos iguales, lo único que tuvimos vidas diferentes. Entonces vos sos igual a mí, solo que tuvimos vidas diferentes. Pero no por eso voy a dejar de quererte como quiero a un amigo. Y con ese tipo de relación es que yo logro poder generar un montón de cosas con la otra persona. Porque lo veo como un par, no como distinto o inferior. Pero sí, me impulsó la vocación.
Me imagino que este proyecto no lo hiciste de cero sola. ¿O sí? ¿Alguien te ayudó?
No, a mí me contactó un empresario que se contactó conmigo porque sabía de lo que hacía, me dijo ‘Maqui, yo tengo una casa y te puedo ayudar con los recursos, pero necesito alguien que sepa sobre personas en situación de calle’. Y yo lo que más sé en la vida es poder llegar a ese contacto porque voy por la calle y ‘Maqui’, las personas en situación de calle es… Es como un combo perfecto. Yo jamás en la vida podría llegar a tener una casa y recursos para poder mantener esto. Y él el contacto con otras organizaciones no lo tenía, entonces hicimos un combo, nos juntamos los dos que somos los dos directores y creamos esto. Que acá está un operador que es el que vive acá, controla, cuida que esté todo bien que se Walter. Después está Alejandra que es coordinadora de todo, se encarga de llevarlos a ASSE cuando es necesario, de coordinar entrevistas, de coordinar encuentros con familiares, mantener la casa ordenada, todo lo que implique actividad acá administrativa, pagos y todo es ella. Después tenemos una psicóloga, Geraldine, que se encarga de hacer las entrevistas para ingresar y también de tener entrevistas con ellos semanalmente a ver cómo están, cómo van. Y tá, ese sería el equipo.
¿Tuviste algún momento cuando desarrollabas el proyecto en que dijeras ‘largo todo, no puedo’?
Bueno, sí. Claramente sí porque es algo que no existe. Por lo menos acá en Uruguay y al no existir, siempre tenés eso de si realmente es posible o no. ¿Es posible sacar hombres que viven en la calle? ¿Sacarlos adelante? ¿Es posible eso? ¿Es posible que una persona que vive hace 5 años en la calle, se drogó toda su vida, sacarla y que trabaje y se vuelva independiente? Eso te corta, porque si pasaron seis y van dos acá que se insertan, claramente algunos quedaron en el camino y eso te empieza a dudar. Hay gente que vale la pena sacar, pero ves a esos dos hombres que están luchándola por salir y que realmente van salir, decís ‘sí se puede’. Y ahí está la fuerza que saca uno para decir ‘vale la pena’. Si yo saco uno de la calle, yo ya sé que todo el trabajo que hice valió la pena. Todos los demás lo compensa la persona que nunca más va a dormir arriba de un cartón.
Esta pregunta va de la mano que venías diciendo. ¿Cuál fue tu mayor logro o tu experiencia más rica gracias a este proyecto?
Entrevistada: Bueno, yo creo que las dos personas que están acá por salir son los grandes logros. Por ejemplo, Julio, que tiene 60 años, entró acá hacía 5 años que vivía en la calle sin contacto con su familia, fue adicto, todo. Pasó por todas y hoy en día después de 6 meses está trabajando en caja, sacó la libreta el otro día, se reencontró con su familia, el otro día fue al cumpleaños de su tía abuela. Como que todas esas cosas, festejó su cumpleaños acá brindando con su familia después de años de estar alejado por una cuestión de que vivía en la calle, se drogaba y no podía contra eso. Y poder lograr que una persona se reencuentre con su familia, con 60 años estar viviendo una nueva vida, no tiene precio. Otro chico vivía en los techitos verdes, yo le alcancé comida y está estudiando en Facultad, hace una pasantía, tiene dos trabajos y ahora se va a vivir a un hogar estudiantil pagándoselo él y empezando una nueva vida con 24 años. Estar en el momento de entregar la comida en un cartón a pasar a saludarlo y decirle ‘te vas a independizar’ es fuerte y la vida me preparó para eso. Después de 10 años de entrega total a la gente de la calle, me siento que esto para mí es el regalo máximo. Poder cumplir a los 29 años el sueño de mi vida de poder sacar gente de la calle, no hay nada que lo pueda pagar.
Entrevistadora: Te iba a preguntar cómo te sentís ahora, pero sí, el sueño de tú vida.
Obvio. Es el sueño de mi vida, lo que estoy viviendo ahora es un regalo. Esto lo hago de vocación pura, yo con esto no gano plata ni nada. Yo tengo mi empresa de comunicación y con eso vivo y esto capaz que es un 50% y 50% de mi vida. Me preguntan cómo no gano plata de esto que es toda mi vida, pero qué plata voy a ganar. Al contrario, yo tengo que estar pagando por lo que me están dando. Esto es un regalo de Dios que no tiene precio de nada.
¿Hay alguna frase que te haya ayudado a mantener la fuerza y el foco?
Sí, yo soy muy devota de la Madre Teresa de Calcuta, creo que es la persona que más me identifico con el tema de la pobreza y el amor, porque yo creo que es tal cual. O sea, no hay pobreza más grande que la falta de amor y una frase siempre la uso acá para la fundación y es que ‘si juzgás, no tenés tiempo de amar’. Y es tal cual, acá no se juzga a nadie, los que trabajan acá, los que vienen acá no pueden juzgar absolutamente a nadie. Acá no se juzga a la persona que quiere salir adelante y robó, a quien quiere salir adelante y se drogó, acá el pasado importa –obvio- porque va a repercutir mucho en el presente, pero no se juzga. Se trata de empezar de cero y mostrar que cualquiera puede salir adelante.