confesiones
Día Internacional de la Mujer: la historia de RAQUELINA
07 Mar 2018
¿Tiene un nombre el proyecto?
No, en realidad no, porque lo empecé sin darme cuenta y bueno, se lo plantee al grupo SER, a la gente, y todavía hay que cambiar detalles. Pero sí, ya arrancó, estamos vendiendo las carteras para Ismael y la idea es poderlo seguir. Pero no más que eso, estamos sin gente, yo ya pasé mi etapa de hospital y bueno, pero sí me interesa seguir, estoy atenta a eso. También en el trabajo cuido mucho el tema del trabajo con artesanos, estoy pendiente de esas cosas porque me interesa.
La organización sigue abierta y lo que resolvimos fue que apoya a niños que necesitan intervenciones quirúrgicas delicadas. No solo intervenciones, con tratamientos médicos de riesgo. Entonces lo unimos un poco al proyecto mío de trabajo que yo fabrico carteras artesanales con productos nacionales -materia prima del campo-. Pedimos que nos donen camisas, las reciclamos y hacemos carteras. La venta de las carteras es para un niño siempre en particular. En este caso es Ismael, que es un chico que tiene problemas de audición, es sordo y lo están operando. Lo operaron de un oído, le tienen que poner unos implantes en Buenos Aires y la operación es super costosa, entonces a las ventas de esto van para Ismael y unimos un poco el grupo SER con el trabajo, porque quedé como renga de una pata.
¿El grupo SER está en pausa?
No, el grupo SER paró su actividad en el hospital como payasos de hospital, paró y no va volver. Si surgen cosas sí, pero no trabajos así puntuales como estamos trabajando en el Pereira y a full. Es como otra etapa del grupo SER y se van a colgar los que se quieran colgar en cada proyecto y no va a haber mucha cosa más.
Así que…
Vamos como dejando un poco que el tiempo y la cosa fluya. A veces llega un límite que tenemos que saber parar y decir “arranco de nuevo para otro lado”. Yo ya estoy en otra edad, en mis 60 cumpleaños y no estoy con la fuerza como para trabajar como trabajaba en el hospital. Tengo mis nietos, estoy en plan abuela, otra etapa. Lo social me tira mucho, sin duda, eso no paró, me interesa y mi vida así siempre.
¿Qué fue lo que te impulsó a que lo social te atrajera?
En realidad, desde muy chiquita siempre me tiré para ese lado. Yo era, tenía cuando era chica –no sé si a los 8 años- tenía una vecina que era ciega y yo la ayudaba y jugaba con ella como si fuera maestra. La señora que trabajaba en casa tenía su hija y la traía a jugar a casa y yo le hacía de maestra y enseñaba las coas que le mandaban en la escuela, la ayudaba a hacer los deberes jugando. Como que me interesaba todo eso. Después me formé en educación no formal y me di cuenta de que hay otra forma de educar que no es la clásica, que se podía aprender jugando. Y después bueno, lo del hospital surge a raíz de que operaron a mi marido del corazón y tuvimos que ir a Estados Unidos. Estando en el hospital lo recorríamos porque él tenía que caminar y fuimos a la parte de niños… ahí vimos que en la sala de juegos, había una sala de juegos donde además de jugar recibían sus tratamientos, sus medicaciones y me pareció interesante hacerlo en Uruguay. Ahí surge el trabajo en el hospital. En el 98 arranqué con el proyecto y se empezó a sumar gente. Y el trabajo fue super interesante durante 15 años trabajamos a full en la parte de pediatría con niños con patologías muy variadas y con excelentes respuestas. Y fue un trabajo muy lindo porque trabajamos en conjunto con el equipo médico, los médicos nos ayudaban mucho, nos pedían que los apoyáramos a ellos, entonces fue muy lindo el trabajo…
¿Cuál es a futuro tu proyecto?
Yo en realidad voy dejando que la vida me sorprenda, no tengo muchos proyectos de vida así. Si bien me encanta viajar, sueño con tener una casa rodante e irme a recorrer América… la vida nos puede sorprender.
¿De las experiencias que tuviste en tu recorrido por el hospital, qué resaltás como más rico?
Yo creo que el trabajo del hospital fue una enseñanza de vida, para mí yo en el hospital descubrí cosas que no me imaginaba que me podían pasar. O sea, entender que la muerte es un paso y no es un drama, si bien uno le duele cuando los familiares fallecen y se van, entender que eso es parte de nuestra vida y que quizás es una de las coas que sabemos más claras que es que todos nos vamos a morir y entender la muerte como otra cosa. Eso fue un gran aprendizaje. Valorar la vida al 100% porque nunca estás ajeno a que te pase algo. Y eso de vivir el día a día, si bien no es tan fácil y es más fácil decirlo que hacerlo, pero trato de hacerlo lo más posible. Vivir las cocas profundamente. Es lo que rescato de todo este trabajo y toda esta experiencia que me llenó el corazón. Más que ir a dar, recibí muchísimo, mucho más de lo que pude haber dado.
¿Tenés alguna frase que te haya ayudado a mantener la fuerza y el enfoque hacia dónde querés ir?
Entrevistada: Sí, es una frase de mi hermano que es “valor y fe”. Tener el valor para hacer y la fe para que pueda suceder.
¿Tenés algún mensaje para dejarle a las mujeres uruguayas?
Felicidad, que hay que vivir la vida a fondo. Que se animen, que el riesgo no está mal, que justamente cuando soltamos los miedos y nos empujamos a la vida, la vida nos regala cosas increíbles. El miedo no, que no tengan miedo. Que tengan coraje para salir adelante.
¿Cuál es el rol del payaso de hospital?
En realidad, nosotros éramos más que payasos de hospital, el payaso era otra herramienta más que nosotros utilizábamos para el trabajo. Nuestra función específica era lograr comunicarnos con el niño desde algún lugar, el que fuera. Desde el payaso, el títere, el juego… para lograr una comunicación y poder lograr que ese niño se adentre en su ser y no en el dolor. Que entienda que su ser está sano y que el dolor es una parte más de lo que nos da la vida, pero que en realidad tú adentro sos íntegro y entonces cuando entrás en eso, todo es más relativo. Hasta la enfermedad pasa a ser más relativa y podés disfrutar y no estar esperando. Porque muchas veces nos pasa que estamos enfermos y no quedamos en el dolor y pensamos que el dolor es lo que nos pasa y entramos en el drama y tristeza, que es lógico y comprensible porque a veces son enfermedades muy graves o diagnósticos complicados, pero si nos damos cuenta que en vez de centrarnos en eso nos podemos centrar en la vida, pasamos ese tiempo que nos dice el médico que vamos a tener, mejor y de mejor calidad. Entonces está muy bueno. Ese era el rol que teníamos en el hospital.