La cultura DIY surgió como una filosofía y hoy en día se ha puesto de moda. Esta cultura se basa en hacer las cosas por ti mismo y no siempre comprar todo lo que queremos. Pero no nació de la noche a la mañana, sino que se viene forjando desde hace un tiempo.

Comenzó con la cultura punk. Las personas que formaban parte de este movimiento querían luchar contra el capitalismo y comenzaron a fabricar sus propios instrumentos, ¡y hasta su propia ropa! Lo que surgió como una idea contra-cultural se fue haciendo cada vez más popular y comenzó a tomar un lugar relevante en la vida de las personas.

Las revistas de antes les mostraban a sus lectores cómo tejer un buzo, hacer peluches o adornos de navidad. Detrás de todas estas publicaciones se encontraba la idea de llevar adelante una mejor economía doméstica, creando nuestros propios productos.

La idea principal del DIY es ahorrar dinero y no volvernos unos consumidores empedernidos. Lo que sucede es que el término ha ido evolucionando y se vincula mucho a las artesanías y manualidades. Pero, no implica solo eso, sino que abarca cualquier ámbito de la vida cotidiana que incluya la creatividad en cualquiera de sus expresiones. La personas hoy crean su propia huerta, decoración y hasta su cerveza.

El boom de internet hizo que esta cultura llegara más lejos aún. En Youtube encontramos muchos videos tutoriales que nos explican el paso a paso de cómo elaborar diferentes creaciones con nuestras propias manos. La idea es poder crear elementos que sean creativos y distintos, y que se diferencien de los productos que se compran.

La cultura DIY no sólo nos enseña a elaborar nuestras propias cosas, sino que fomenta la producción de conocimiento en comunidad. Además está ligado a la sustentabilidad, porque promueve el reciclaje ya que busca maximizar los elementos que utilizamos.