decoración
Crónicas de una decoradora, por None Fossati
29 Jul 2021
La profesión del diseñador de interiores puede, por momentos, ser semejante al director de una orquesta; debe acompasar los tiempos de intervención de cada parte, en este caso los proveedores, para que actúen de forma interdependiente en función del resultado general. La orquesta afina cuando cada uno entre en el momento que le toca, no se queda atrás y da su mejor ejecución. Asimismo, sería un error pensar en el cliente como el espectador que al final solamente aplaude si le gustó. El cliente es una parte fundamental en la toma de decisiones del proyecto, en el disfrute del proceso y, sobre todo, en el resultado del diseño.
La decoración que elegí para esta nota fue realizada para clientes con los que llevo tiempo trabajando, clientes que valoran y disfrutan la decoración en todas sus variantes. Formamos un equipo divertido y empático. Pero claro, como todo proyecto, implicó desafíos. En este caso, contábamos con poco tiempo: “En tres meses queremos todo terminado para ir a pasar las vacaciones”, me dijeron. Así, a contrareloj, empezó la obra, y se transformó en una de mis preferidas. Trabajar bajo presión tiene dos caras, por un lado se sufre el estrés del tiempo y por otro, una vez terminado todo el proceso, parece que fue un acto magia.
Este apartamento, ubicado cerca de la península de Punta del Este, tiene una vista increíble. Al no estar completamente frente al mar hace que la costa se cuele entre edificios altos y modernos y genera vistas atractivas y diferentes según desde dónde se mire. Vistas hacia la Playa Mansa y Brava y una luz que baña las paredes y tiñe los apartamentos de rojo en los atardeceres.
La diferencia entre amoblar un apartamento y diseñarlo es pensar de antemano en la sensación que va a transmitir. El proyecto de diseño permite pensar primero en el resultado y después en cada pieza para lograrlo, no se va eligiendo el equipamiento al azar de acuerdo a lo que es lindo o feo o al gusto personal sino que se puede tener una visión global del espacio de antemano.
La decoración tuvo lineamientos muy claros. La idea era crear un ambiente de relax, no generar un show, sini al contrario, un espacio de descanso para todos los sentidos. Por eso las paredes y los techos se revistieron enteramente con maderas claras, macizas y de calidad. Una vez que se logró un espacio enteramente de madera, la calidez fue total. Los grandes sofás son de lino of white que suman blanco y comodidad. Y los muebles van en la linea de maderas claras con detalles en blanco. La neutralidad es total, y es la calve para la sensación que transmite. Una contundente mesa de mármol de carrara en el centro del living aporta el contraste de materiales pero no se sale de la paleta cromática elegida.
Para lograr llegar con los tiempos establecidos se trabajó con varios equipos en coordinación, carpinteros, marmolero, tapicero, electricista… mientras unos revestían paredes y techos, otros realizaban los muebles en taller, y otros los muebles del exterior de la terraza. Cada uno debía intervenir en su momento. Ninguno podía atrasar el trabajo del otro. Si uno quedaba atrás, la orquesta desafinaba y toda la ejecución se descompaginaba.
Finalmente, cuándo la carpintería y eléctrica estuvieron terminadas, un gran flete (cual caravana de elefantes) trajo desde Montevideo el resto del equipamiento: sofás, sillones sillas y alfombras que vistieron el departamento. Y así, al límite del plazo establecido, a pocos minutos de la media noche, se colocó el último adorno, y todo quedó terminado. A la mañana siguiente, comenzaban las vacaciones. La orquesta, agotada pero satisfecha, se había retirado.