cultura

CEREMONIA ANCESTRAL DE CACAO, POR LAU ALMEIDA

27 Jul 2018

El pasado mes de junio tuve la suerte de hacer mi primera ceremonia de cacao. Hace meses que no realizaba ninguna ceremonia del camino indígena y estaba muy emocionada por el encuentro. A eso de las 7 de la tarde me dirigí a Estudio Samadhi, en Punta Carretas, donde iba a realizarse el encuentro con María Soledad Sanchez, mujer medicina de casa colibrí recién llegada de México. Venía con toda su magia, poder y corazón, a compartirnos sus vastos conocimientos. Llegué muy sobre la hora para hacer la fila y recibir el sahumo con copal de Claudia, la organizadora y directora del espacio.

Una vez en el círculo, Sol (María Soledad) se presentó y procedimos a preparar el fuego sagrado. Lloviznaba, estaba húmedo y costaba que encendiese, pero sin él no podíamos empezar la ceremonia. El fuego, además de ser sagrado, es el guardián protector que representa también la llama del gran espíritu en nuestro interior. Entre cánticos y el fuego ardiente hicimos un círculo alrededor de los granos de cacao. Conectando con la intención y el corazón masticamos 2 granos de cacao cada uno: su sabor es suave por fuera e intenso una vez lo partís, es amargo y dulce con una textura muy particular.

Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl dio a los toltecas los granos del cacao; les enseñó como tostarlos, molerlos y después batirlos con agua para así obtener una deliciosa bebida. Los toltecas se convirtieron en hombres poderosos gracias a esta bebida tan sabrosa y energética.

El cacao es una planta que da un fruto del cual deriva el chocolate, pero en su estado más puro tiene toda una serie de propiedades medicinales. La sustancia activa del cacao, lo que sentimos presente en una ceremonia, es la theobromina, que quiere decir en griego “Alimento de los Dioses”, y para los mayas, el cacao era considerado precisamente esto; lo utlizaban de manera ceremonial para facilitar la comunicación, conectar con las emociones, resolver conflictos y tomar desiciones importantes.

Por suerte cuando los españoles llegaron a conquistar esta zona de América junto a Hernán Cortés, se llevaron todo el oro, pero dejaron el cacao.

El cacao acelera el flujo sanguíneo en nuestro cuerpo, por lo que la irrigación en nuestro cerebro aumenta hasta un 40%, trayendo claridad y presencia al pensamiento. Nuestro corazón comienza a latir con mayor fuerza. Esto no ocurre únicamente a nivel físico, a un nivel sutil, la energía del corazón se expande, se hace más presente, podemos escucharlo y sentirlo con mayor claridad.

El cacao ceremonial es chocolate puro que contiene el balance de componentes y energías ideales que estimulan esa unión del espíritu y la vibración del corazón: sana y activa una frecuencia muy especial y amorosa en cada persona. El espíritu del cacao permite armonizar a nivel emocional y espiritual lo que necesites, sin intervención de la mente. Soltarás aquello que no te sirva y procesarás de una manera profunda esa transformación y cambio que necesitas; liberando el miedo, el sufrimiento y las obsesiones.

Una vez estuvimos sentados en círculo nos vendamos los ojos para hacer unos ejercicios de respiración guiados por Sol y así dar paso a beber la tacita de cacao, canela y agua. Puedo decir que fue el chocolate caliente más rico que probé en mi vida! Y acompañado de la fuerza del tambor que tocaba Sol, empezó el viaje, el viaje hacia el corazón, a escuchar esa voz interior que todo lo sabe y nada lo duda. Empecé a sentir tanta alegría, tanta felicidad, tanto amor; me vibraba cada parte de mi cuerpo al sonido del tambor. Me dieron ganas de bailar, de ponerme en cuclillas y empezar a mover el cuerpo, entre las risas de mis compañeros. Sentí mucho amor, amor, amor propio, amor por mi madre, amor por muchas de las personas que me acompañan en esta aventura de la vida.

El cacao es la medicina para el corazón y tiene feniletalamina, una sustancia química que se produce de forma natural en el cerebro emocional. Su acción, explicaría esa sensación de euforia, exaltación y bienestar. La feniletalamina, al igual que el magnesio, ayuda a mantener los niveles de la dopamina, el neurotransmisor del cerebro responsable del gusto, la seducción y el placer. El rol del cacao para aumentar la feniletalamina y los niveles de dopamina es en parte, una de las respuestas de por qué el chocolate se considera como un afrodisíaco y también un antidepresivo natural.

Todo empieza a tener sentido.

La medicina sagrada y poderosa del cacao trae mucha claridad, respuestas e información que están alojadas en nuestro interior y que no nos detenemos muchas veces a escuchar. El viaje es dulce, amoroso y delicado.

Bum Bum suena el tambor, Bum Bum late mi corazón. Siento alegría, felicidad, siento calma, siento paz. No hay dudas, solo certezas, y el dulce sabor del Amor.

Lo verdadero viene del corazón.