confesiones
Mujeres de Montevideo: Selene
06 Apr 2023
“Me llamo Selene y soy italiana. Mi pasión por la cosmética casera comenzó de forma natural, antes de emprender un verdadero viaje que me llevó hasta América Latina y que al día de hoy se transformó en un estilo de vida nómade.
La famosa llegada de los treinta años fueron una etapa fundamental en mi vida, una toma de conciencia fuerte frente a muchos esqueletos en el armario. Un cambio de ruta radical en mi vida sentimental y laboral. Fueron los primeros pasos hacia mi camino actual. Mi mente y mi cuerpo gritaban atención y cuidado.
Empecé a indagar en el mundo de la producción casera de jabones en Italia con la voluntad de saber lo que utilizaba, muy simplemente, para lavarme.
Desde siempre fui amante de la manualidad, vi en la producción artesanal de productos cosméticos otra forma de creatividad que une economía y un granito de atención personal al medio ambiente.
La elección de vivir viajando completó el círculo ofreciéndome, dentro de muchos otros aprendizajes, la ventajas de poder valorar aún más los recursos naturales como fuente de vida primaria y utilizarlos con respeto y responsabilidad, sin desperdiciar.
La lista de productos que podemos crear con nuestra propias manos es infinita. Solo necesitamos voluntad, curiosidad y ganas de experimentar y practicar. Porque no siempre el primer resultado es el mejor.
Con esta filosofía básica empecé a dar talleres para poder compartir, informar y acercar siempre a más mujeres y hombres a este mundo de aprendizaje sin fin. Donde, como en todo viaje, lo que vale la pena es el camino, no el destino final.
La llegada a Uruguay fue una nueva etapa. Para mí es un lugar mágico. Con mi pareja queremos desarrollar un proyecto de turismo, sustentabilidad, comunidad, recursos naturales y cosmética. Aún tenemos que darle forma y dedicarle tiempo, pero no tenemos prisa.
Graduada en conservación de los bienes culturales y con una maestría en organización de eventos, empecé mi carrera laboral en agencias de comunicación como encargada de la organización didáctica de una importante escuela de música.
Estoy convencida que la belleza de la vida es poder cambiar de rumbo, cuando algo no da para más o cuando tú misma cambias perspectivas.
Para mí fue así, dejé mi trabajo a tiempo indefinido en el 2014 cuando ya mis intereses y mi cercanía a una visión del mundo más equitativa me hizo dejar la vida privilegiada que llevaba para partir y trabajar como voluntaria en proyectos sociales, casas de acogidas, orfanatos y casas del migrantes, en Asia antes, en África después y al final en América.
Quise ponerme en discusión de nuevo, hice una maestría online en planificación, gestión y evaluación de intervenciones de cooperación para el desarrollo, esta vez, con el gran deseo de entender cómo, en un futuro próximo, de forma independiente y personal, pueda construir algo que sea de beneficio y desarrollo para los más vulnerables. Quizás este nuevo proyecto en Uruguay me ayude a definir y realizar este sueño que en un cajón solo espera poder salir a la luz.
Hay dos palabras que para mí se relacionan al ser independiente: libertad y riesgo. No existe una sin la otra. Cada una vive de la otra. El plato de la balanza siempre caerá de un lado o del otro. Es parte de nuestra búsqueda, como seres humanos.
No hay ninguna filosofía de vida o religión que te cuente que alcanzar el equilibrio es fácil. No hay ninguna que tampoco te pueda dar la seguridad de que lo alcanzarás. Lo que tenemos son solo nuestras decisiones y la capacidad de poder evaluar siempre alternativas y soluciones si algo sale mal.
Al momento la única red social de referencia es la de nuestro viaje y estilo de vida nómade, en Instagram, como @pasosdemigrantes”.