Hola, ¿Cómo están?

Volví a escribir sobre fotógrafos que me llaman la atención, que hacía tiempo no hacía y es algo que me prohibido abandonar. Acá les dejo sus fotos, su historia.

 

 

Duane no se encuentra entre esos artistas que recurren a la fotografía con el fin de reproducir el mundo real. Siempre trató de rebasar fronteras y mezclar lo imaginario con la realidad. Duane dijo en una entrevista: ‘Yo creo en lo invisible. No creo en lo visible. Para mí la realidad está en la intuición, en la fantasía, y en esa pequeña voz en mi cabeza que me dice: ¿no es acaso esto extraordinario?’.

 

 

Estudió en la Universidad de Denver de Nueva York. Tomó sus primeras fotos en un viaje a la Unión Soviética en 1958. A fines de los años 50 se instaló en Nueva York como fotógrafo independiente. Trabajó en revistas de moda como – Vogue – Esquiere – Show -. Además colaboró en el New York Times y se especializó en el género retrato. Por aquel entonces ya reflejaba su interés por el surrealismo.

 

 

Además de los retratos, se conocen sobre todo las puestas en escena de secuencias fotografías, en las que Michals intenta superar las limitaciones de la imagen única. En sus palabras: ‘Yo estaba insatisfecho con la imagen única, porque no podía imprimirle una diversidad de mensajes. En una secuencia, la suma de las imágenes sugiere mucho más aquello que podría decir en una sola’. En sus secuencias de tres a quince fotos, Michals consigue contar atrayentes historias que en general no constituyen narraciones cerradas en sí mismas, sino acontecimientos misteriosos que lanzan interrogantes e incitan al observador a continuar sus reflexiones. Con sus secuencias, Michals transformó aquellas historias e imágenes tan frecuentes en los años 50/60, acompañada a menudo de textos aclaratorios en auténticas expresiones artísticas.

 

 

En 1966, Michals comenzó a dar a sus fotografías títulos escritos a mano, que con el transcurso de los años pasaron a ser comentarios cada vez más detallados. Con el aporte de la palabra, Michals deseaba acrecentar el potencial cognoscitivo de la narración puramente visual. Al mismo tiempo, su escritura manuscrita aportaba al medio de la fotografía un rasgo gráfico y personal. Más tarde, intensificó ese efecto con sus pinturas-foto, donde los retoques con pincel asociaban la fotografía con la creación gráfica y la pintura.