Diane es una adolescente que entra en la vida de Renton, un joven adicto a la heroína. Ella es una persona que parece temerosa pero que en el fondo es muy manipuladora y logra influir en la vida de su pareja, hasta cierto punto.

Esta niña casi mujer ingresa en la rutina de un grupo de jóvenes mayores que elige vivir al margen de la sociedad, en un universo paralelo y con sus propias reglas. Se reúnen con drogas de por medio porque están en contra del sistema y a Diane eso le genera curiosidad.

Yo elegí no elegir la vida, ¿quién necesita razones cuando existe heroína?

 La heroína es una droga que se propagó a finales del siglo XX, esclavizó a muchos jóvenes que, perdidos en ella, comenzaron a morir sin buscarlo. La película nos muestra la dependencia y la adicción, aunque también el hecho de querer salir y no poder. La recaída es más fuerte cuando Renton prueba estar mejor. Por eso el concepto de cambio en este contexto no es como cualquier otro porque no sirve tan solo la voluntad. Diane descubre que a ellos la vida les parece una esclavitud constante, el hecho de trabajar para pagar facturas o tener una profesión les genera cierto rechazo. En su profundidad sienten vacío y soledad, pero no son capaces, como Renton, de salir adelante, aunque tengan los medios. Y Diane lo sabe y ve que está metida en problemas.

Muchas jóvenes pueden estar viviendo situaciones como la de Diane, que hoy por hoy son moneda casi corriente, el deseo de experimentar lo desconocido es peligroso aunque a veces natural y hay que estar atentas cuando nos encontremos en estas dinámicas que parecen divertidas pero pueden costarnos mucho. La cuestión central es darse cuenta a tiempo.

El trabajo, la familia, el televisor, la lavadora, el coche, el abrelatas eléctrico, buena salud… ir tirando y mirando hacia delante hasta el día en que la palmes.

 

Trainspotting, 1996.