Lisbeth es una joven hacker que vive una vida rutinaria y solitaria. No le gusta socializar y solo se relaciona con la gente por trabajo. Así es que conoce a Mikael, un periodista en la ruina que le propone una nueva aventura laboral.

 

Para ella es un desafío porque deberá estar en contacto cercano con el periodista y empezará a experimentar, por primera vez en su vida, sentimientos profundos hacia él. Mikael de esta forma recibirá no solo la ayuda profesional de Lisbeth sino todo su cariño y dedicación también.

 

La película nos muestra a una mujer que le tiene mucha desconfianza a la gente, y en parte por eso no construye relaciones sentimentales. Al conocer a Mikael, descubre que no todos los hombres tienen maldad y se da una oportunidad para plantearse una posible relación a largo plazo. Aunque la apariencia de Lisbeth es un tanto oscura, sus sentimientos son muy puros y cualquier mujer puede verse reflejada en ella.

 

La película nos muestra el acercamiento entre estos amantes y compañeros como algo positivo tanto para la mujer como para el hombre y que el primer paso para construir amor es la confianza en el otro. Más allá de que una pueda haber pasado por situaciones traumáticas, siempre existe la posibilidad de que aparezca una buena persona y que signifique un nuevo comenzar.

 

“No sólo se había convertido en su amante en ese perdido rincón del mundo, sino también en alguien en quien había empezado a confiar”.

 

La chica del dragón tatuado, 2011.