“Como madre me dedicaba a ayudar a mi hija en un emprendimiento de tortas para eventos que tenía. Yo siempre fui de estar en mi hogar, pero cuando ella se independizó creí que era un buen momento para empezar a pensar en mí.

Entonces busqué cursos que me gustaran, y en esa búsqueda inicié el estudio de la vitro fusión, durante tres meses. Como me embalé decidí seguir estudiando con una profesora de la facultad de arquitectura que me ayudó a especializarme.

Gracias a eso armé mi propio emprendimiento de accesorios y artículos de decoración con vitro fusión: MB vitro fusión. Por el MIDES me empezaron a invitar a ferias y recuerdo una de las primeras, en el prado, donde asistieron cerca de dos mil mujeres y tuve muy buenas ventas en un par de días.”