“Una vez una amiga me regalo unos hilos, así empecé de a poco a realizar artesanías con ellos y hoy hace 28 años que hago de todo con muchos colores. Al principio me tiré en la calle a vender, luego viajé por diferentes lados como Brasil, y ahora tengo mi propio stand. Durante el verano trabajo bien, y durante el invierno preparo la producción para verano.

Siempre estoy buscando qué esta a la vanguardia, ya que todos los años hay que imponer nuevos estilos. Ese es el mayor desafío.

Un lugar que me encantó es España, particularmente una isla frente a Marruecos donde vendía y donde también tuve a mi hija recién nacida. No sabía hablar una gota de inglés, pero me manejé bien. Yo recomiendo que si hay ganas, hay que hacerlo, pero antes ver qué tan rentable es y cómo poder llevarlo a cabo”.