cultura
¡Año Nuevo, Vida Nueva!, por Lau Almeida
27 Jun 2017
Este 21 de junio comenzó el Invierno y Año Nuevo para las culturas indígenas. Ellos se guían por los ciclos de la naturaleza y por los ritmos cósmicos en su conexión constante con la Tierra y el ecosistema. Las culturas agrícolas nativas observaron que la vida renacía después del invierno; que las plantas florecían en primavera y fructificaban en verano; y sus hojas secas caían en otoño.
4 tiempos, 4 ciclos, 4 danzas.
El Invierno – el descanso – nos invita a un momento de introspección, de guardarnos en la cuevita intencionado qué es lo que queremos para este nuevo ciclo que comienza.
La Primavera – la siembra – es el momento donde empieza a germinar ese sueño y a tomar forma.
El Verano – la cosecha – es la manifestación de nuestro sueño interior en todo su esplendor.
El Otoño – dar vuelta la tierra y prepararla para el descanso – es el momento de evaluar, de soltar el sueño o tal vez de volverlo a formular con más precisión, porque no siempre lo que pedimos y se nos cumple, es lo que realmente estábamos de corazón queriendo o necesitando. El otoño es nuestra oportunidad de soltar y dejar ir todo lo que es pesado y que no queremos más.
Los Incas, asentados en el hemisferio sur del planeta, celebraban con el Inti Raymi (La Fiesta del Sol) el momento en el que el Padre Sol (Tata Inti) inicia su marcha entre el 21 y el 24 de junio hacia el Sur para calentar esta parte del planeta. La ciencia conoce a este fenómeno como el solsticio (Sol quieto) de Invierno y la noche más larga del año. Para los pueblos originarios el regreso del sol era el momento tan esperado en que los ciclos de la naturaleza y del cosmos recargaban su energía, para reiniciar renovados, el Nuevo Tiempo.
Desde entonces todos los pueblos andinos tributan respeto y reconocimiento al Sol como principal fuente de vida, celebrando al mismo tiempo el comienzo de un nuevo año (Musoq Wata), coincidente con el solsticio. Según su calendario, atraviesan hoy el año 5525 y cada milenio corresponde a un Sol. Los conquistadores españoles llegaron a sus tierras para destruir sus creencias en el Quinto Sol.
Tal vez este Invierno sea una oportunidad para intencionar desde el corazón qué querés para tu vida. ¿Dónde te gustaría vivir? ¿Qué te haría feliz? ¿Te gustaría sanar la relación con tus padres? ¿Con tus hijos? ¿Con quiénes te gustaría compartir esta aventura de la vida? ¿Cómo te imaginás a esa persona que te gustaría conocer y formar una familia? ¿Qué te gustaría estudiar? ¿Dónde te gustaría trabajar y haciendo qué? ¿Te gustaría vivir más tranquila? ¿Querés sentirte libre? ¿Sentirte más ligera?
Te invito a no tener miedo y pedir por esos sueños más mágicos y que parecen imposibles. Llevar esas intenciones a un papel y quemarlo es un lindo ejercicio. Quemar lo que no queremos más en nuestras vidas y pedir por lo que sí queremos. El abuelito fuego puede ser tu gran compañero para liberar y limpiar; además de abrazarte de amor y calor en las noches más frías.
¿Vos sabés por qué festejás fin de año el 31 de diciembre? Tal vez esto que te cuento te resuene más que levantar una copa el 31 sin saber porqué y te unas a fluir al ritmo natural de la naturaleza.
¡Feliz invierno! ¡Feliz año! ¡Y Feliz vida!