“Me encanta el mundo que descubrí con las plantas: ver cómo se reproducen, cómo crecen y las distintas etapas por las que pasan. Tengo dos hijos y siempre estuve pendiente de mil cosas a la vez tratando de controlar y planificar todo. Las plantas me enseñaron lo que es la paciencia. A ellas simplemente tenés que darles las condiciones para que crezcan y dejar que la naturaleza haga lo suyo. Ver eso me ha ayudado a ser más observadora y a no estar tan pendiente de hacer que las cosas pasen porque también pasan solas.

En un momento empecé a adoptar toda planta que veía y un día me di cuenta de que mi jardín estaba lleno de suculentas. Ahí empecé a regalarselas a todo el mundo y eventualmente me terminaron convenciendo de que me animara a armar este proyecto.

Por ahora es algo que no tiene destino. Fue simplemente un hobbie que se me fue de las manos y ahora estoy buscando la forma de que sea sustentable económicamente para poder dedicarle más tiempo. Mientras tanto sigo trabajando como docente de matemáticas. Siento que no casualidad porque en todos los tejidos que hago para este nuevo proyecto se ve la matemática.”