“Cuando nació mi primer hijo fue el momento más feliz de mi vida. Era una mezcla entre el dolor y la alegría más fuerte del mundo. Yo me imaginaba lo que podía llegar a sentir, pero después de que te pasa te das cuenta de que lo que te imaginabas ni se acerca a la realidad. Lo que siente tu corazón al tener a esa personita en los brazos después de imaginarlo de mil maneras y sentir sus manitos cuando te tocan es inexplicable. ¡Sólo de acordarte te emocionás!

Para mí es muy importante que mis hijos estudien y sepan valerse por sí mismos. Por supuesto que yo siempre voy a estar para ayudarlos en lo que pueda, pero creo que es muy importante que puedan salir adelante con las cosas que ellos lograron por sí mismos.

Lo que más quiero es que aprendan a amar al prójimo. Siempre les digo ‘amen sin querer cambiar a nadie’. Hay que amar sabiendo que cada uno es diferente y aprender a aceptar a cada persona tal como es. Es un gran desafío pero es muy importante.

También disfruto mucho de ver sus logros. Cuando llegan a casa y dicen ‘hoy hice esto y me salió’ siento mucha felicidad. ¡Ni que hablar cuando me dicen ‘te amo’!

Mi madre fue muy exigente con nosotros pero a la vez muy bondadosa, siempre brindándonos amor y preocupándose por nosotros. En muchas cosas veo que yo soy como ella y ojalá a la larga lo sea.”