“Tuve que enfrentar la vida sola desde muy joven. A los 16 años empecé a trabajar para mantener la casa de mi madre y ayudé a criar a mis hermanos. Siempre me gustó trabajar por más que empecé jovencita y tuve que trabajar muy duro.

Soy empleada doméstica y lamentablemente a mi edad se me está haciendo difícil que me den trabajo. Trabajé mucho toda mi vida para poder criar a mis ocho hijos porque, por más que estaba en pareja, fue como criarlos sola. Eso fue algo que me causó mucha tristeza y dolor, pero había que sobrevivir. Me volví muy dura y no aflojo así nomás, pero acá estoy y la sigo luchando.

Hoy en día lo que me hace más feliz es estar con mis hijos y saber que están todos bien. Soy feliz cuando ellos están bien, ¿qué más le puedo pedir a la vida? Agradezco que salieron todos trabajadores, más allá de que hayamos sido siempre muy humildes.

Me acuerdo que cuando vi a mi primer hijo estaba chocha. Yo ya era madrera porque cuidé a todos mis hermanos, pero cuando tuve el primero mío fue muy diferente. Después de ese momento ya no sos la misma.”