Hoy le hacemos honor al blog con: Dejavú. Definición: experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. O mejor como dice la canción de Cerati: “Vuelve la misma sensación, esta canción ya se escribió, hasta el mínimo detalle.”

¿Cuántas veces pasamos por lo mismo? ¿Cuántas oportunidades le damos a la misma persona? ¿Cuántas veces nos recordamos que los amores prohibidos no son buenos? ¿O esos amores platónicos que querés que dejen de ser platónicos? ¿Cuántos amores imposibles? ¿O las ganas que le tenemos a esa persona que queremos mucho y tenemos una amistad? ¿Cuántas parejas queremos romper? O matrimonios?

Miles de situaciones. Pero lo hermoso del ser humano y al mismo tiempo triste es que vivimos esas cosas una y otra vez, sabiendo lo que nos va a pasar o sabiendo que eso no va a funcionar. Y cuando pasa nos quejamos. Si ya sabías.

El deseo, cuando es mutuo, es muy fuerte. Yo ya no me quejo más. Yo sigo cometiendo los mismos errores una y otra vez. Y me encantan. Me alimentan. La única diferencia que encontré y que es bastante importante es que ahora me doy cuenta en el momento. Ese dejavú es real. Me gusta sentir. Me gusta sufrir.

Tengo tantos amores en la cabeza que no puedo solo con uno. Tengo amores platónicos y tengo amores no solucionados. Tengo esperanza también. Me gustan los desafíos. Me gusta la conquista. Me gusta el deseo. Me gusta la histeria. Me gusta tener algo pero no todo. Me gusta agarrar lo que no es mío. Me gusta generar duda. Me gusta que algo me guste tanto. Me gusta lo inalcanzable.

Es algo que nunca acaba.

Dejavú.