Día a día nuestros zapatos se enfrentan a la lluvia, el calor, el frío, el polvo y la suciedad de las veredas…  y todos estos factores pueden ir dañando su apariencia y su estado. Por suerte, existen varias maneras de mantenerlos en buenas condiciones por más tiempo. Aquí te contamos algunas de ellas.

Para eliminar la suciedad que se adhiere a nuestros zapatos, es importante tener en cuenta que cada material requiere de un tratamiento diferente. De todas formas, antes de comenzar, siempre es conveniente limpiar la suela con un trapo húmedo.

Si los zapatos son de gamuza, lo más recomendable es comenzar utilizando un cepillo de cerdas delicadas que ayude a quitar todo el polvo. Luego, podemos aplicar una crema para limpiar manchas, utilizando siempre un trapo seco o apenas húmedo (cuando las manchas son muy difíciles).

Si son de ecocuero o algún otro material sintético, se puede utilizar un trapo ligeramente humedecido para quitar manchas más adheridas, de manera regular. El agua tibia ayudará a quitar la suciedad y otros elementos adheridos.

En el caso de que los zapatos sean de cuero, es muy importante mantenerlos lustrados para crear una “barrera” entre la suciedad y el material. Si se manchan, la clave es limparlos inmediatamente, para no dejar que la suciedad se impregne.

Una vez limpios, para proteger nuestros zapatos, podemos rociarlos con un producto a prueba de agua que fortalezca su resistencia. Este procedimiento puede hacerse incluso cuando son nuevos, para protegerlos de cualquier posible incidente. Repetir la aplicación del producto regularmente es una buena forma de alargar la expectativa de vida de nuestros zapatos.

Si bien la luz directa puede desteñir o dañar nuestros zapatos, cuando se mojan, lo recomendable es dejarlos al aire libre para que se sequen de manera natural, con papel de diario adentro para que vaya absorbiendo la humedad.

Y, por último, los zapatos también pueden estropearse si no se guardan de manera correcta. Para conservar su estado lo mejor posible, lo ideal es colocarlos siempre en cajas evitando poner un par encima del otro, ya que de lo contrario se pueden deformar o estropear.