soy mamá
Catarsis de una madre común y corriente ¡Y un sorteo!
23 Jun 2016
Estamos muy orgullosas de acercarles la historia de Magdalena Piñeyrúa, colaboradora de la sección “Soy Mamá” de Ferpectas, quien hace poco lanzó su primer libro, Catarsis de una madre común y corriente. Nos juntamos con ella en ANNA y nos contó acerca de este proyecto que surgió a partir de un blog con el mismo nombre y que hoy ofrece una propuesta -diferente pero con la misma esencia-, en versión papel.
También estamos muy contentas de anunciar que pronto estaremos sorteando un libro dedicado por Magdalena entre nuestras lectoras. ¡Estén atentas!
¿Cómo cambió tu vida cuando fuiste mamá?
Dejé de ser el centro de mí misma y las cosas dejaron de girar alrededor mío. Pasé a pensar con otra generosidad y otra responsabilidad. Sentir la mirada de mis hijos en mí me volvió consciente de que tengo que ser el ejemplo vivo de lo que predico.
En cuanto a rutina, ¡todo cambió! Pero es algo que disfruto. Sigo generándome espacios míos en los que me junto con amigas o tengo salidas románticas. Eso lo sentía necesario para seguir disfrutando del resto, sin dejar atrás la mujer que era antes, sino aprendiendo a convivir con ella y mezclándola con esto de la maternidad.
Antes trabajaba como empleada de un trabajo fijo de ocho horas, y yo no quería que el trabajo me condicionara cada vez que tuviese pediatra, una fiestita de los niños o reunión con la maestra de mis hijos. Entonces me generé un trabajo independiente junto a otras dos madres que nos permite esa flexibilidad. Ahora marco mis horarios, que no quiere decir que trabaje menos, sino que me organizo distinto.
¿Sentís que tu blog es un espacio donde otras madres también hacen catarsis?
Mis lectoras nunca vienen en busca de consejos. Creo que no me ven como una persona que puede aconsejarlas, sino como alguien que está atravesando lo mismo que ellas, alguien que siente la misma desesperación, inseguridad e incertidumbre que ellas.
Los comentarios que recibo suelen ser catárticos: ‘me pasó esto’, ‘ya no me siento tan sola en esto’, ‘yo pensé que era la única’. Me cuentan cosas de sus hijos, de su vida… Entonces empezó como una catarsis individual y terminó siendo una catarsis colectiva.
¿Cómo sentís que te ayudó tu blog y ahora tu libro?
Lo primero que me dio el empezar a escribir, ya sea en el blog o ahora con el libro, es poder efectivamente hacer algo concreto con mi amor por la escritura. A los 12 años soñaba con escribir un libro, pero no pensaba que yo podía hacerlo o que tenía algo para decir. El blog me ayudó a ver que a le gente le gustaba lo que escribía y pedía más. Pude llegar a las emociones de la gente, me cuentan que se emocionan, que lloran, que se ríen mucho…
También cuando una editorial viene a buscarte y te propone escribir un libro, tiene que ser porque algo vieron y eso me da muchísima satisfacción. No me imaginé que a esta altura de mi vida me iba a encontrar con los comentarios que recibo, ¡la gente te escribe cosas espectaculares!
Una vez una mujer me dijo que después de leer algo que escribí, se lo leyó a sus hijos y les pidió perdón, y que estaba feliz de haber podido dar ese paso. No me imaginaba llegar a la gente de esa manera porque, al fin y al cabo, soy una madre común y corriente. ¿Qué puede hacer una madre común y corriente? Personalmente, lo único que hago es tomarme el tiempo para bajar a papel las cosas que a casi todos los padres le pasan, y lo hago porque siento esa responsabilidad. Me inspira la gente en la calle y lo cotidiano.
¿Cómo surgió la idea de empezar un blog?
Un día fui con mi hijo más chiquito a un kiosco y la hija de la kiosquera lo mordió. La madre me pedía miles de disculpas, pero la realidad es que no le llegó a hacer nada. Cuando me fui, me di cuenta de que me sentía una satisfacción desubicada, muy contenta pensando ‘¡mi hijo no mordió!’. Sentí alivio y felicidad de que no fue el mío. Automáticamente pensé ‘qué típico de madre que es esto’ y lo escribí.
Abrí un blog, que es facilísimo hoy en día, y se lo mostré a mi hermana. Ella empezó a compartirlo y vi que la gente interactuaba y me pedía más. Eso me estimulaba mucho y fue ahí cuando me di cuenta de que, cuando llegaba a casa con ganas de rezongar, escribir me ayudaba a descargar y a hacer catarsis. Por otro lado, me pasaba que tenía la sensación de que atomizaba a la gente hablando constantemente de mis hijos. Entonces el blog también surgió para liberar a los oídos que me rodeaban.
¿Y la de publicar el libro?
Un día entre los comentarios del blog vi uno que decía que una persona de Editorial Planeta quería reunirse conmigo para ver la posibilidad de escribir un libro. Fui sin dudarlo, me reuní con ella y, cuando salí, instantáneamente supe que no podía decirle que no. Me metí en el baile, ¡y me encantó! Fue vertiginoso y divertido.
¿En qué se diferencia el libro del blog? ¿Qué cosas nuevas podemos conocer a través de tu libro?
El libro es distinto al blog. Hay un 10% de historias del blog que a mí me encantaban que sí están, pero en el libro hay otras voces, no es sólo mi experiencia. También es la de una mamá que me crucé, quien me contó que estaba esperando una adopción; la de un niño discapacitado que va al colegio de mis hijos, y la emoción de su mamá cuando le dijeron que lo aceptaban en la escuela; la de un papá recién separado que extraña a sus hijos; la de unos abuelos que cuidan a los nietos y tratan de hacer lo que pueden… me parecía que no podía únicamente hablar de lo que me pasaba a mí.
Además, me dieron ganas de escribir en otros formatos: hay desde una carta a los piojos, hasta una reflexión más profunda sobre lo que viven los niños en los recreos. El libro entonces te lleva de una risa a un llanto, a través de textos cortitos adaptados a los tiempos de las madres. Es una montaña rusa de emociones.
¿A qué desafíos te enfrentaste durante el proceso de la creación del libro?
Mi desafío fue encontrar momentos libres para escribir, y libres de culpa también por sentir que le sacaba tiempo a mi familia. Nunca me pasó la situación de la hoja en blanco, frente a la hoja siempre tuve algo para decir. Escribía en cualquier lado, nada de concentración ni silencio. Me armé una estructura en base a lo que me pidió la editorial, manteniendo un formato en capítulos y lo primero que hice fue elegir los títulos, para después empezar a desarrollar el contenido de cada uno.
¿Qué es lo que más te inspira para escribir?
Las inspiraciones son propias y también me nutro de cosas que me van contando, cosas que le van pasando a las personas que me rodean. Trato de buscar cosas que unifican a las madres, no quiero hacer distinciones. ¿Qué nos pasa a todas? A todas nos pasa que el día del cumpleaños de nuestro hijo recordamos todo lo que vivimos, el día en que nació y te atacan las emociones. Busco cosas unificadoras, no cosas que nos separen.
¿Qué repercusiones tuvo todo esto en tu familia?
Yo transformé todo esto en un proyecto familiar. Desde el primer día dije: ‘mamá va a escribir un libro que va a estar en las librerías, con el nombre de mamá…’, entonces mis hijos estaban pendientes y me preguntaban por mis entregas. También con mi marido hubo un especie de pacto en el que, por ejemplo, él cocinaba para que yo pudiese escribir.
Mis hijos están copados, ¡se ven en la tapa del libro y creen que somos famosos y millonarios! La realidad es que espero que cuando sean grandes lo lean y lo puedan disfrutar.
¿Cuáles son tus planes a futuro? ¿Seguir con el blog, publicar otro libro…?
Por supuesto que el blog a futuro sigue y la verdad es que con el libro me quedé con ganas de más, así que seguramente escriba otro, probablemente acompañando el crecimiento de mis hijos. Siento que todavía tengo mucho por decir y creo que en cada etapa nueva irán apareciendo más cosas.
¿Qué es el humor para vos?
El prólogo me lo escribió la Doctora Trenchi, quien admiro profundamente, y ahí ella menciona algo muy interesante. Dice ‘qué importante es para las madres reírse’, ‘qué bien que hace reírse’. La madre no tiene porqué ser siempre la abnegada que está sufriendo.
Para mí, entonces, el humor es liberador. Es la forma de reírnos de nosotras mismas y de sentirnos unidas, acompañadas entre todas. El humor es la base. A veces las madres somos tan desquiciadas, que reírse puede ser salvador…
¿Sentís que las madres de tu familia tienen algo en común?
Quizás algo que heredé de mi mamá es el humor, eso de sumarle humor a las cosas. Soy de jugar mucho con mis hijos, intento transformar las cosas básicas en un juego. ¡Hasta les divierte lavar los platos!
Otra cosa que creo haber heredado de mi mamá es el no dejar mi vida como mujer de lado por mis hijos. Si bien por supuesto estoy súper pendiente de ellos, siento la necesidad de seguir desarrollando mi vida profesional en paralelo. Mi madre es profesora de historia y escribe libros de estudio. Ella siempre nos predicó con el ejemplo que hay que seguir, ir para delante, inventar cosas y trabajar.
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