Hace unos años decidí empezar con eso, luego de un período de adolescencia en donde me había alejado de ese tipo de creatividad.

Comencé con canutillos de madera para collares y todas mis amigas los usaban. En el trabajo de oficina que tengo también vendía.

Fue algo paralelo que sigo implementando y de a poco me voy enfocando.

Hice cursos y aprendo con tutoriales y busco materiales todo el tiempo. A través de esos conocimientos es que decidí animarme a trabajar con metales y piedras. El nombre del emprendimiento fue inventado por mí, Bogua, la gente me pregunta si es una palabra francesa, pero no lo es. Lo considero una joyería artesanal.

La orfebrería me gustó mucho y sigo aprendiendo técnicas nuevas. Hoy en día estoy haciendo accesorios con esos materiales y también comencé con tocados de novia.

Expongo en locales y tengo un taller en mi casa. Me encantaría dedicarme más y llegar a más puntos, las redes me ayudan mucho. Deseo seguir aprendiendo sobre cómo manejar este emprendimiento”.