“El papá de un novio que tuve era fotógrafo, recuerdo que hacía proyecciones en super ocho o dieciséis milímetros en la casa. Yo me pasaba la tardes ahí. Además mi padrastro me inculcó desde chica el gusto por el cine y la fotografía.
Cuando terminé el liceo hice un taller de fotografía y luego me dieron ganas de estudiar cine y contar historias.
Hice la licenciatura en comunicación en UDELAR y me fui perfilando para el audiovisual, con otros cursos también por fuera. Entre los que hice, uno fue de dirección de arte, donde conocí a Inés Olmedo, una de las directoras con más trayectoria en Uruguay. Por medio de ella tuve mi primera experiencia en cine, en la película Polvo Nuestro que estás en los cielos, de Beatriz Flores Silva. Luego fui a la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, para realizar un taller de cuarenta y cinco días donde pude abrir más mi panorama. Este año estuve en Barcelona en un encuentro de realizadores emergentes con Lucrecia Martel, una figura muy reconocida como autora de cine independiente.

Hace muchos años que trabajo en publicidad, en el área de arte, inventando espacios para contar historias. Hoy en día quiero desarrollar mis propios proyectos, es momento de ver qué me interesa contar y generar a mí.
Estoy trabajando en un guión auto referencial de mi familia y también tengo ganas de realizar un cortometraje experimentando a partir del sonido y de un plano secuencia. Creo que el cine es sensaciones, quiero seguir creando mundos y dar voz a los que no la tienen. Mi cuenta de Instagram es @caritdelavega”.