confesiones

Madres de Montevideo: María Julia

05 May 2019

“Siempre me gustó la idea de ser madre algún día. Vengo de una familia grande, somos siete hermanos. El gran ejemplo que nos transmitió mamá, y que nos sigue transmitiendo, sobre el compartir con generosidad, el enseñar con paciencia, el llorar con motivos, y el amar hasta que duela, es el ejemplo que me gustaría que mis hijos vieran en mí.

Cuando me enteré que iba a ser mamá viví un terremoto emocional: me alegré muchísimo, pero me asusté también, confieso. No por pensar en toda la responsabilidad y las limitaciones que implica el ser madre o el dolor del parto, sino porque vi pasar toda mi vida hasta ese momento de una manera rapidísima. Ya estaba entrando en otra etapa, de las más lindas y de las más importantes pero no sabía si estaba del todo preparada.

Soy licenciada en Comunicación y trabajo en producción audiovisual. Hace unos años creamos una productora con Juan, mi marido, llamada Hint Films, pueden encontrarnos en Instagram @we.hint y en www.hint-films.com.

En ese momento pensé en los planes que tenía a futuro, las cosas que tenía organizadas para el resto del año y cómo me hubiera gustado que se dieran las cosas, pero la maternidad tiene algo especial que es la espontaneidad y la entrega, que en mi caso empezó ahí cuando vi el examen positivo por primera vez. Agradecí a Dios por la oportunidad que me dio de emprender esta aventura junto a la persona que más quiero y me propuse trabajar para tratar de ser la mejor mamá.

Al tener libertad en manejar los tiempos, por ahora he podido compaginar demandas de la maternidad con los proyectos. Si bien trabajar independiente tiene sus pros y sus contras en este sentido, poder pasar tiempo con la beba no tiene precio.

Hablando en términos de educación, hay muchas cosas que comparto con mi madre. La realidad es que el mundo ha cambiado mucho, los códigos son otros, al igual que los paradigmas que vivimos todos los días. Entonces creo que haría una combinación entre lo que me enseñó mamá y mi manera de ver las cosas, con una impronta personal según mis éxitos y fracasos. De todas maneras, más allá de las opiniones y valores transmitidos, lo que sí adoptaría definitivamente de mi madre es la educación en la libertad y el respeto.

Si bien llevo dos meses de madre nada más, tengo muchas anécdotas. Una de ellas fue cuando estaba en el hospital con mi hija recién nacida. Estaba amamantando y Juan comía un pedazo de torta a mi lado. Le pedí que me diera un pedazo, el avioncito venía super cargado de merengue y ¿dónde terminó? En la cara de la beba. Al momento de limpiarla entró una enfermera por control y nos retó porque pensaba que le estábamos queriendo dar merengue a la gorda.

Según la experiencia que yo tuve, una madre es un héroe. Héroe es esa persona que se sacrifica por algo más grande, que prioriza el bien de una comunidad por encima de su comodidad; es esa persona que le puede dar un sentido trascendente a los quehaceres más ordinarios.

Los hijos vienen sin manual de instrucciones y una madre lidera con el cariño más honesto y genuino, siempre luchando por darles un mundo de oportunidades y enseñanzas.

Donde algunos dan todo por hecho y se rinden ante la más mínima llovizna, una madre, en cambio, trata de bailar en la peor tormenta y sale adelante, mojada, pero contenta, con una sonrisa que trasciende.

Ser madre tiene que ver con el instinto, dicen algunos; otros, que tiene que ver con la capacidad de sentir. Yo creo que tiene que ver con la divinidad, porque la fuerza del corazón y los brazos de una madre son de otro planeta. Y porque a los ojos de una madre somos todos lindos, tenemos potencial y somos capaces de cambiar el mundo.

Ahora me toca a mi ser madre. Estoy viviendo uno de los desafíos más grandes. Me siento muy feliz y con mucha energía, y por sobre todas las cosas muy agradecida de poder vivirlo así.

Todas las tareas de mi trabajo requieren mucha creatividad, el ejercicio de la flexibilidad o adaptación a los cambios y el afán de superación. Trato de llevar estos aspectos a mis tareas como madre y por ahora viene resultando. También tengo la suerte de contar con mi madre y mi suegra al momento de ir a filmar, asistir a una reunión o trabajar sin distracciones. Tener a María Paz es la mejor motivación para cada día encarar el trabajo con muchas ganas”.