confesiones
La mejor forma de encontrar lo que buscamos es CREARLO, por Mery Bernardi
05 Oct 2017
Hace como 4 años descubrí este cartel viejo que estaba en un lugarcito de venta de cosas antiguas en La Barra. Le saqué una foto y lo puse de fondo de pantalla. Y ahí quedó, resonando y recordándome esta frase tan sabia que inconscientemente, siempre he tenido presente. Y no me canso de mirarlo, recordarlo y aplicarlo. Y yo no creo que sea a veces. Creo que siempre la mejor forma de encontrar lo que buscamos, es crearlo.
Aquí va un claro ejemplo:
Años antes de descubrir este cartel, cuando me mudé a Montevideo (desde que nací hasta entonces viví y me crié en Nueva Helvecia, Colonia) para comenzar mis estudios terciarios, tuve grandes trabas y angustias; comencé una carrera que no me gustaba y que no me llenaba, solo porque creía que era “lo que estaba bien”. Tener un título, ser licenciada, colgarlo en la pared y sentir ese alivio que genera el tener tu economía casi resuelta o asegurada. Un título. Licenciada en…
A los 6 meses de estar estudiando eso que dejaba tranquila a mi familia, decidí abandonar. Me daba más angustia estar estudiando algo que no me gustaba a vivir con la incertidumbre de cómo me iría en el futuro si estudiaba cocina. ¿Qué posibilidades tenía? Vivir encerrada en una cocina, muerta de calor, ganando dos mangos. Esa era mi lectura rápida de la situación. Pero no me importaba.
Allá por el 2008 cuando arranque a estudiar en el Gato Dumas, no era una carrera frecuente entre los jóvenes. Más bien la estudiaban los que no tenían “una vocación definida”. No queríamos ser doctores, ni arquitectos, ni economistas. Yo, particularmente, quería cocinar. Cocinar y ensuciarme y divertirme y aprender cada vez más de la gastronomía en todos sus ángulos. Una curiosa de naturaleza con facilidad para las manualidades. Y fue un caos. Pero un caos lindo; la decisión de dejar la facultad para meterme a estudiar cocina quebró tantos paradigmas en mi como en mi familia y entorno cercano. E inmediatamente los resultados comenzaron a ser excelentes. Porque yo estudiaba lo que quería, estaba feliz, de buen humor, ¡hasta cantaba! Me sentía contenta y realizada. Valiente por tomar tal decisión que iba en contra de tanta gente. Yo cree esa situación de cambio a mitad del año, en el medio de la nada, para emprender el camino que correspondía a mi felicidad.
Al estudiar cocina y hacer pasantía en una cadena hotelera me di cuenta que me encantaba este mundo, pero no de esta manera. Me apasionaba la cocina pero no bajo esas características y condiciones. Entonces vino la gran pregunta: ¿cómo puedo hacer para enfocar la cocina desde una perspectiva que me guste, que me atrape, es decir, que me apasione?
Así fue como nació esto de Personal Chef. Y todo comenzó a venir sólo.. las clases de cocina, la gente que necesitaba a alguien que fuera a sus casas para enseñarles a cocinar. Las cenas, los eventos. Todo lo que me gustaba. Me fui a estudiar pastelería a Europa, trabajé un poco en Chile, hice cursos y me metí cada vez más y más. Ya van a hacer 7 años que doy clases de cocina y no debe haber cosa que disfrute más. Enseñar, compartir, aprender, ser parte de momentos hermosos con gente que apenas conozco pero que se ve, necesitan ese rato de conexión con la vida, con ellos mismos, con los elementos para cocinar y para crear platos ricos y llenos de amor. Llenos de buena vibra. Ellos los crean junto conmigo. Y luego comemos eso que creamos sin pensar en la locura cotidiana ni en la vorágine del día a día. El tiempo se detiene y comemos eso que tiene tanto cariño, paciencia, dedicación, gratitud y vida.
Necesitamos desconectarnos del exterior para conectarnos con nosotros mismos, con momentos de vida, con momentos que nos dejen algo que no sea puro vacío o superficial. Dejar los pensamientos y conectar con nuestro ser. A mí me funciona cocinar… jugar con cada ingrediente, observar los cambios, meter los dedos en un cuenco lleno de yemas y sentir la suavidad extrema intentando no romperlas; sentir la mano en el arroz, o la masa entre los dedos. El aroma, los sonidos. Las diferencias. Si subo o bajo el fuego. Es decir… me convierte en una observadora. En una cuidadosa de lo que hago. Aunque muchas veces meto la pata y me equivoco. Pero la cosa es que me mantenga haciéndolo. Y que cuando lo haga, sea un disfrute total conmigo misma.
Esto lo dije hace un tiempo: “busquen lo que les apasione y hagan algo con eso. No hay manera más linda de vivir que haciendo lo que a uno le llena”. Dejen que sus chicos estudien lo que les guste, sin prejuicios, que seguro, si es lo que aman, va a ser la mejor opción.
Crea tu felicidad; crea lo que buscas. Crea oportunidades, situaciones, momentos. No busques como loca. CREA Y DEJATE SORPRENDER POR LO QUE EL UNIVERSO TIENE PREPARADO PARA VOS.